El sector de infraestructura está en el ojo del huracán. Sobre todo después de los escándalos de corrupción de Odebrecht, con proyectos como el de Ruta del Sol 2, que minaron la confianza en el campo financiero y en el de la ejecución de las obras. Este ha sido un golpe muy duro, pero el sector de las obras civiles sigue siendo uno de los motores del crecimiento de la economía. Según el Dane, al tercer trimestre del año pasado creció 13% y ese comportamiento debería mantenerse.

Decenas de compañías del sector impulsan esta dinámica. Pero hay un empresario que, en medio de las crisis, logró sacar adelante su apuesta en el programa de concesiones de Cuarta Generación (4G) y el desarrollo de la infraestructura vial y de movilidad en las ciudades. Se trata de Mario Huertas Cotes, presidente de MHC Ingeniería.

A la izquierda, Mario Huertas dirigiendo obras en la década del 80. A la derecha, con su padre Luis Huertas. Huertas tuvo éxito en la ejecución de tres concesiones de 4G y en las millonarias adjudicaciones que logró en los últimos meses para construir varias troncales de TransMilenio. Todo ello lo posicionan como uno de los constructores más exitosos de Colombia. Las buenas noticias recientes para este ingeniero javeriano comenzaron el 24 de octubre cuando concretó uno de los negocios más esperados del sector de infraestructura en 2019. Se trata de la compra por parte de ISA de la concesión Costera Cartagena- Barranquilla, en donde MHC participa con 30% del contrato.

La transacción quedará finiquitada en junio, cuando el consorcio, en el que participan también Meco, Constructora Colpatria y Castro Tcherassi, reciba unos $500.000 millones. El cierre de este millonario negocio con ISA se convirtió en la puerta de oro para lo que vendría pocos días después. El 15 de noviembre, un consorcio liderado con 65% por MHC, se quedó con el contrato para prolongar en 4,5 kilómetros la troncal de la avenida Caracas hacia el sur con una inversión de $407.000 millones. En este negocio le ganó el pulso a pesos pesados de la ingeniería, como la española OHL y el empresario antioqueño William Vélez. Pocos días después, el 29 de noviembre, la firma que lidera Huertas dio otro gran golpe. Lo hizo al quedarse con la ampliación del TransMilenio de Bogotá hasta Soacha, en el tramo que va de la calle 24 a la calle 15 sur. Este incluye una estación intermedia y un distribuidor de tráfico entre la vía Indumil-Canoas y la Autopista Sur. Estas obras requieren inversiones de $1 billón, incluyendo otro contrato adjudicado a la constructora paisa Conconcreto. Huertas suele celebrar cada triunfo con champaña y una oración a la Virgen María. Y tres días después de Navidad se le volvió a aparecer el Niño Dios, al enterarse de que el Consejo de Ministros había aprobado el proyecto para construir la Avenida Longitudinal de Occidente (ALO), entre Chusacá y la calle 13. Él mismo había entregado al gobierno nacional la propuesta, en la cual participa con 25%. Pero falta más. El 23 de enero el IDU adjudicó los 9 contratos para la construcción de la Troncal de la Avenida 68. La empresa liderada por Huertas se quedó con 4 tramos que requieren inversiones por otro $1 billón. ¿Cómo hizo este bogotano para convertirse en el gran ganador de las licitaciones públicas para proyectos viales de la capital y Cundinamarca? ¿Contará con el capital y la capacidad técnica para seguir entregando obras en el tiempo previsto, como sucedió con las de 4G? ¿Cuál es su fórmula? El ingeniero que quería ser médico Mario Huertas Cotes estuvo a punto de entrar a la Universidad del Rosario a estudiar medicina. Sin embargo, una demora en la entrega de los resultados de admisión, lo llevaron a última hora a estudiar ingeniería civil en la Universidad Javeriana. Ahí comenzó la carrera de este poderoso y talentoso ingeniero. Empezó su recorrido de empresario en 1975, cuando fundó Mario Huertas Cotes Ingeniería (MHC). Pero su pasión por esa actividad venía desde los 7 años, cuando acompañaba a su padre, Luis Huertas Lozano, en varios proyectos en Magdalena, La Guajira y más tarde en Neiva y el centro del país.

“Estuve con él desde los 7 años, se puede decir que no me criaron con leche sino con el ACPM de las máquinas”, afirma en broma, pero con orgullo. Explica que obtuvo buena parte de su prestigio y talento a partir de las experiencias que compartió con su padre en la infancia. “El paso de mi papá por el Colegio Andino de Bogotá, el cual se enfoca en valores de la cultura alemana, dejó en mí un legado de profesionalismo, sentido por la optimización de los recursos y disciplina”, aseguró.

Esteban se convirtió en la mano derecha de su padre Mario Huertas.  MHC acumuló capital y experiencia valiosa en las décadas de los 70 y 80 por medio de proyectos en varias regiones del país, con especial atención a los costos y gran creatividad para resolver los desafíos técnicos. Todo eso dio sus frutos en 1994, cuando obtuvo su primer premio nacional de ingeniería con la construcción de unas barreras de protección en la represa de Tominé, en Sesquilé, Cundinamarca. Ese fue su punto de inflexión como ingeniero y empresario. Tanto, que en una de las paredes de su oficina principal del barrio Polo Club de Bogotá mandó poner una foto a gran escala con una panorámica de esa represa. Además, este reconocimiento le dio el impulso necesario para licitar las concesiones viales de primera y segunda generación, adjudicadas en la década del 90. Por entonces el Estado se había percatado de que sin una mejor infraestructura vial no era posible tener éxito con la apertura económica. Huertas consiguió varias concesiones, como la de Sabana de Occidente (Bogotá- La Vega - Villeta) y Devimed, que opera en municipios aledaños de Medellín. (Ver infografía).

También construyó tramos importantes en las primeras fases de TransMilenio, así como otros contratos licitados por el Invías. Recuerda con cariño, entre otras obras, el túnel de El Cune, ubicado cerca de Villeta, que le representó el segundo premio nacional de ingeniería en 2012. Más tarde, en 2014, dio otro gran salto al quedarse con tres concesiones de 4G. Ese era un plan vial de otras ligas, pues cada uno de los 29 contratos ofertados requería de inversiones superiores a $1 billón, una cifra que se salía de cualquier balance financiero de las empresas locales. Huertas sabía que ganar tres contratos de estas características le iba a representar un gran esfuerzo de capital.

La concesión  Alto Magdalena mejora la conectividad vial en Cundinamarca. Por esto, los cierres financieros se convirtieron en el gran desafío para estas compañías. Ante esa incertidumbre, el entonces ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, decidió organizar en Miami un encuentro entre ganadores del programa 4G con representantes de bancas de inversión, como la poderosa Goldman Sachs (GS), una de las más grandes del mundo. El encuentro, en donde también participó Héctor Ulloa, líder de la firma Structure y amigo de Mario Huertas, no pudo ser más prolífico en resultados. En efecto, sirvió de punto de partida para una exitosa emisión de bonos de MHC en los mercados internacionales, siempre con el acompañamiento y respaldo financiero de GS. “Goldman Sachs ha estado activo en la región apoyando programas estratégicos de infraestructura y APP, y en general buscamos trabajar con sponsors que tengan experiencia y capacidad de ejecución en el país junto con un track record positivo en obras públicas y concesiones. En el caso de MHC, no solo se cumplían esas características, sino que también compartimos una visión común relacionada al financiamiento, en donde se buscaba asegurar fondos a largo plazo y de manera expedita, colaborando con los distintos agentes involucrados para sacar el programa de 4G adelante”, dijo a Dinero Fernando Bravo, managing director para infraestructura en América Latina de Goldman Sachs.

Con el viaducto de la Ciénaga de la Virgen, Mario Huertas ganó su tercer premio nacional de ingeniería en 2019. Mario Huertas consiguió así buena parte del capital para sus proyectos y, lo mejor de todo, lo hizo en el momento preciso, pues en diciembre de 2017 estalló el mayor escándalo de corrupción del continente: Odebrecht. Este generó un gran sismo en el sector y sus réplicas y consecuencias elevaron a un punto pocas veces visto las exigencias de los bancos para apalancar este tipo de proyectos. En otras palabras, de un día para otro el acceso al dinero se encareció exponencialmente, y en algunos casos se cerró. A pesar de esa tensión, MHC ha contado con el respaldo de poderosas organizaciones del sector bancario nacional, como Aval y Bancolombia, y más recientemente se han unido Itaú y el Banco Santander, en una muestra clara de la buena reputación de la constructora. Una máquina bien aceitada Cuando MHC tomó la decisión de participar en 4G analizó los números de 11 concesiones para después ofertar por nueve. ¿Qué tipo de asuntos revisó junto a su equipo técnico? Desde el tráfico diario reportado en cada carretera, fundamental para proyectar el recaudo de peajes, hasta los eventuales problemas asociados a licencias ambientales y permisos y compra de predios. Detalles que a primera vista parecen simples, pero que no lo son, como por ejemplo de qué mina saldrán los materiales para construir cada tramo de vía. “Estos proyectos combinan dos cosas: ingeniería y financiación. Él se metió en un tema en donde muchos fuimos escépticos de los esquemas de financiación originales que planteó Goldman Sachs, porque no confiábamos en que el mercado los fuera a comprar. Estábamos muy acostumbrados a la parroquia. Y él probó que ese esquema era ganador, bajo una premisa, y era que la plata más cara de todas es la que uno no tiene”, explica un analista que acompañó los procesos desde el Gobierno.

Pacifico 3 presenta varios desafíos técnicos por la topografía de Antioquia. La estrategia dio resultados y el empresario se quedó con tres contratos 4G, uno de ellos la Concesión Cartagena-Barranquilla, la cual preveía construir un gran viaducto de 5,4 kilómetros sobre la Ciénaga de la Virgen. Le fue tan bien, que con esta obra ganó su tercer premio de ingeniería en 2019. En la actualidad, Mario Huertas ya es un referente para el sector. Y lo es no solo por su historia como constructor, también porque logra sacar adelante los proyectos en medio de inmensas dificultades propias del sistema de contratación nacional. "Hay algo que llama poderosamente la atención en la forma de trabajar de Huertas y es que, a diferencia de otros constructores del país, deja como última opción la solución jurídica a problemas que son estrictamente de ingeniería", cuenta un expresidente de la ANI. A las reuniones que organiza el alto gobierno para revisar el estado actual y avance de los proyectos, Mario Huertas plantea el problema e inmediatamente una solución. Ese estilo le permite al ingeniero mantener una relación sana, al tiempo que directa y sincera con la parte contratante, que en la mayoría de los casos es el propio gobierno nacional o local.

“Mario Huertas es muy versátil y reacciona con celeridad ante los imprevistos. Además, tiene la capacidad de escoger bien a los socios con los que participa en los proyectos”, cuenta el expresidente de la ANI, Louis Kleyn. Este último punto es clave también para entender el éxito y fórmula de Huertas. Otros constructores prefieren participar solos en estas convocatorias para mantener así la independencia y ampliar la rentabilidad. Pero MHC casi siempre estructura y presenta sus propuestas junto con otros socios. Con esto logra distribuir mejor el riesgo y los aportes de capital en varias compañías. En ese sentido, tiene una habilidad única para hacer atractivas sus concesiones a otros protagonistas del mercado. Por ejemplo, el negocio que cerró con ISA demuestra su eficiencia para migrar de un modelo de concesiones a uno de obra pública. De hecho, para algunos banqueros de inversión consultados por Dinero, el escenario internacional también ha favorecido a Huertas y a quienes desarrollan las concesiones de 4G. “Estos activos se vuelven más interesantes en un escenario de bajas tasas de interés en el mundo. Hay mucha liquidez y una carretera es un activo muy seguro porque da estabilidad, en especial cuando ya está terminada o en un estado muy avanzado de construcción, con menores riesgos. Es como un bono pero con una rentabilidad más alta”, explica uno de ellos. Agrega que por la caída de las tasas de interés estos activos se han vendido más caros. “Y Huertas fue fiel a lo que ha dicho desde el principio: construyo, estabilizo y vendo, siendo un jugador activo en lo que se denomina el mercado secundario, que es vender estas concesiones”. Su fórmula de negocios también se caracteriza porque solo se dedica a construir vías y descarta por completo negocios en vivienda, centros comerciales, hospitales, colegios o edificios privados. "Puedo decir que he aprovechado la experiencia de 45 años en el sector de construcción de infraestructura vial, eso ha sido determinante. Además, creo que lo importante no es estar en la cresta (del sector) sino en la mitad", explicó Huertas a Dinero. Eso no quiere decir que haya estado exento de problemas en casi medio siglo de operaciones. En febrero de 2008 tuvo que acudir con su abogado a la Fiscalía General de la Nación en medio de un proceso en el que lo acusaron en su momento de celebración indebida de contratos, contrato sin cumplimiento de los requisitos legales y peculado por apropiación. “Aquí hay una conclusión que se la hemos expresado siempre a la Fiscalía y es que se me está juzgando por delitos que yo no puedo accionar, ni soy su determinador, ni su ejecutor”, dijo en ese entonces a Semana. El proceso tuvo varios episodios incómodos para el empresario. Sin embargo, años más tarde la investigación fue precluida sin condena para el ingeniero. La ‘dinastía’ Huertas Las últimas 4 generaciones de los Huertas estaban predestinadas a la construcción. En 1938 el tío abuelo de Mario Huertas, el ibaguereño Ernesto Lozano Sánchez, tenía reconocimieto por construir los primeros puertos sobre el margen del río Magdalena. Su padre, don Luis Huertas Lozano, graduado de ingeniería civil en la Universidad Nacional en 1944, heredó ese feeling por las obras. “Él construyó hospitales, acueductos, entre otras obras, en Magdalena y La Guajira, allá conoció a mi madre”, recuerda el presidente de MHC. Mario Huertas tuvo 3 hijos en su primer matrimonio. Esteban, ingeniero industrial de la Universidad de los Andes (luego validó ingeniería civil) y quien se ha convertido en su mano derecha al interior de la compañía durante los últimos 11 años. También Jimena, que estudió administración de empresas y es el contacto directo con los proveedores de maquinaria. Una tarea nada fácil, teniendo en cuenta que esta empresa posee cerca de 740 vehículos pesados, muy probablemente el mayor parque del país. También está Nicolás, arquitecto no vinculado a la empresa. En el segundo matrimonio, el empresario tuvo a Verónica Huertas Jiménez, que estudia administración de empresas en el Cesa. Está pendiente una quinta generación de Huertas, pues ya hay 4 nietos. Por ahora, el segundo hombre fuerte de esta organización es sin duda alguna Esteban Huertas, quien solo tiene halagos para su padre. “Lo admiro inmensamente y le he aprendido que no se debe ser el más grande sino el mejor”, cuenta este ingeniero antes de tomarse la foto con su padre. Seguramente Esteban será un soporte clave en los enormes desafíos que vienen con los contratos que cerró en los últimos meses la compañía, especialmente en la Capital de la República. Será otro examen duro para el ya emblemático Mario Huertas. Él tiene presente que construir vías en una ciudad como Bogotá es mucho más complejo que en campo abierto.