El pasado 31 de octubre, en la tradicional noche de brujas, las protestas y el vandalismo desatado en Bogotá afectaron a varios establecimientos de comercio. Uno de ellos fue el restaurante Fish Place, ubicado en el centro comercial Los Héroes, al norte de la ciudad. Su fachada de vidrio quedó completamente destruida. Fish Place tiene 10 años en el mercado y al día siguiente del incidente volvió a abrir sus puertas. Pero pocos saben que forma parte de una marca tradicional en pescado: Ancla & Viento. Esta firma, que lleva 20 años de operar, nació como resultado del emprendimiento de dos manizaleños que decidieron vivir en Bogotá a principios de los años ochenta, y buscaban tener un negocio propio. Se trata de Santiago Jaramillo y Juan Fernando Vélez.

Jaramillo llegó a la capital a trabajar en una empresa que exportaba electrodomésticos. Debido a las condiciones de comercio exterior de la época, aprovechaban el contenedor en el que enviaban la mercancía al exterior para traer de regreso al país pescados importados. Así obtuvo el know how del negocio y posteriormente intentó desarrollar un emprendimiento con el tema. Pero no logró que prosperara.

Hoy 400 personas trabajan en esta empresa, que tiene sedes en varias zonas del país. Paralelamente, Vélez desarrolló una carrera en el sector financiero, donde aprendió a administrar negocios. Pero en la crisis de finales de los noventa se quedó sin empleo y en ese momento decidieron unir sus fortalezas para montar una comercializadora de pescado. Comenzaron con tres empleados y hoy tienen 400. El año pasado facturaron $82.000 millones y este aspiran llegar a $100.000 millones. El proceso Inicialmente Jaramillo y Vélez orientaron su negocio a venderles a los mayoristas, plazas de mercado, depósitos y supermercados. Pero luego empezaron a orientarse hacia el mercado de hoteles, restaurantes y cafés, conocido como Horeca, que hoy constituye su principal cliente. Justamente para atender a clientes más exigentes y tener una oferta de pescado más estable, el siguiente paso consistió en comenzar a producir en el país. Para eso montaron una planta de acopio en Tumaco, donde les compran a pescadores artesanales. Sus empleados en la zona, la mayoría madres cabeza de familia, lo reciben y lo filetean para traerlo fresco a la planta de procesamiento en Bogotá. El pescado local tiene la gran ventaja de que se puede vender fresco, mientras que el importado viene en su mayoría congelado. Después de la planta en Tumaco montaron un cultivo de tilapia en la represa de Betania, en Huila. Con este no solo abastecen a sus clientes locales, sino que también exportan, aprovechando que Colombia es uno de los mayores proveedores de tilapia fresca hacia Estados Unidos.

A estos dos intraemprendimientos los siguió el del acopio de langosta en San Andrés, también con pescadores artesanales. Para ello aprovechan que la langosta del mar Caribe tiene un sabor especial, lo que les permite exportar a Estados Unidos e incluso a Ecuador, productor de mariscos.

Ancla & Viento produce tilapia en la represa de Betania, en Huila. Otras proteínas El negocio de Ancla & Viento no se ha limitado a los pescados, pues como comercializadora también le ha apostado a otras proteínas como la carne de res premium, que importa de Estados Unidos y de Argentina, o compra en el país. A nivel doméstico los provee el exbanquero Gabriel Jaramillo, quien desarrolla en el Vichada un extenso proyecto de producción bovina de alta calidad. Vélez explica que han ampliado su oferta de proteínas, que también incluye pato y pavo. En efecto, el consumo de pescado en el país ha venido creciendo, pero sigue por debajo del de res o pollo. Mientras en promedio un colombiano consume 8 kilos de pescado al año, come 18 kilos de carne de res y 31 kilos de pollo.

También importan insumos para comida oriental y recientemente ingresaron al negocio de la cerveza, al importar una marca de origen nacional que se produce en el exterior. Se trata de Ancla, una cerveza que nació en Honda (Tolima) en 1929 y Bavaria produjo hasta 1960. En 1991, un empresario compró la marca para producir una cerveza artesanal, y después de un tiempo fuera del mercado, su hijo, quien vive en Europa, la retomó y ahora la fabrica en República Checa. Desde allá la importa Ancla & Viento, que hoy vende una cerveza con su mismo nombre. Si bien las exportaciones están creciendo, estas apenas representan 1% de sus ventas, pues gran parte de la producción sirve para atender al mercado local. Hoy 60% de su oferta es de pescado importado. Sobre todo venden camarones, salmón y los nacionales corvina, róbalo y pargo rojo. Para promover el consumo de pescado y mostrar nuevas alternativas de preparación montaron los dos restaurantes Fish Place en Bogotá. Tras los desmanes del 31 de octubre lograron volver a ponerse en pie. Y estos dos manizaleños, que conservan intacto su acento paisa, planean seguir superando obstáculos para avanzar con Ancla & Viento, mientras apoyan al campo y demuestran que la amistad funciona en la vida y en los negocios.