SEMANA: ¿Qué se siente, padre, llegar al noveno piso?
Diego Jaramillo: Ya veo desde la altura la gente del primero y se me está perdiendo de vista (risas).
SEMANA: Es una cifra bastante impresionante...
D.J.: Cierto, y bendito sea Dios.
SEMANA: Usted ha dedicado su vida a ayudar a otras personas. ¿Cuándo comenzó esa vocación?
D.J.: Yo desde muchacho pensé en ser sacerdote. Pero después, por la amistad con el padre Rafael García Herreros, ese servicio se orientó de una manera especial a las obras de El Minuto de Dios, que algunas son en la línea de evangelización, otras son en la línea social netamente.
SEMANA: ¿Cuál es la importancia de que la Iglesia lidere labores sociales como las de El Minuto de Dios?
D.J.: La Iglesia ve en cada ser humano a un hijo de Dios. La Iglesia recuerda el principal mandamiento de la ley, que es amar a Dios, pero también las palabras de Jesús que añadió: y al prójimo como a nosotros mismos. De manera que yo creo que cualquier discípulo de Jesús, si escucha los mandamientos de Dios, que indica amar… Por supuesto que somos limitados en el amor. Y, aunque quisiéramos en teoría amar y servir mucho a nuestros hermanos, somos limitados por nuestras capacidades y también por nuestro egoísmo.
SEMANA: ¿Cuál ha sido el mensaje de El Minuto de Dios durante 54 años en la televisión?
D.J.: El primer mensaje, el más fundamental y el que está como la raíz de todo, es el mensaje del amor de Dios, de tomar conciencia de que somos criaturas de Dios y que debemos pensar en él, dejarnos amar por él y responder a su amor. Pero ese amor de Dios se manifiesta con el amor al hombre, con el servicio al prójimo en general y de manera especial a los pobres, a los que no disfrutan de ciertos beneficios en la vida. Nosotros hacemos eso en El Minuto de Dios… mediante programas de vivienda o educación. De manera que esos son los dos polos: el amor a Dios y el amor al hombre.
SEMANA: Usted es uno de los personajes del país más populares y queridos. ¿Qué significa estar siempre en la pantalla de los colombianos? ¿Lo reconocen en cada cuadra?
D.J.: Claro que la gente ve la televisión, y eso lo experimento con frecuencia cuando voy en la calle, que hay gente que se queda como mirándome y diciéndome esta cara yo la he visto...
SEMANA: ¿Y lo paran o no lo paran?
D.J.: A veces hay gente que me saluda y hay gente que llega y dice: “Padre, ¿me permite tener una foto con usted? Porque yo lo he visto en televisión”. Entonces, ese es otro de los pequeños servicios que presto y es dejar que me fotocopien (risas) si la gente quiere, pues le doy gusto con la foto. ¿Y qué? A mí no me perjudica eso en nada.
SEMANA: Para finalizar, ¿ha pensado en retirarse?
D.J.: Pues, mira, ya uno con 90 años tiene que pensar que la vida se va acabando… Pero yo creo que mi presencia para nada es necesaria, los equipos que hemos ido formando, en El Minuto de Dios, pueden perfectamente salir adelante. Yo no tengo ninguna inquietud de que vaya a hacer falta, porque las labores que hago no son para nada extraordinarias. Mi trabajo lo harán muchos, en el futuro.