SEMANA: ¿Qué lo motivó a escribir un libro sobre la historia del sistema de salud en Colombia?AUGUSTO GALÁN: Básicamente porque sobre el sector de la salud se han tejido muchos mitos y los colombianos tenemos la costumbre de quejarnos y señalar solo lo negativo. Que estamos peor que antes, que nada sirve, que los servicios son pésimos… Estamos acostumbrados a ver la foto del día y no la película de lo que ha ocurrido en muchos años.
SEMANA: Algunos cuestionan esa ley y dicen que no sirvió para nada, ¿usted qué opina?A.G.: La reforma a la salud de la Ley 100 de 1993, en cuya implementación colaboré hace casi 25 años como ministro de Salud, logró dos cosas. Una, establecer un fondo común único de seguridad social en salud para toda la población, basada en la solidaridad. Eso logró atender a la población de manera más equitativa. SEMANA: Y la segunda…A.G.: La protección financiera. Cuando yo ejercía la medicina antes de 1993, uno veía familias quebrar para cubrir los gastos de una enfermedad. Vendían casas, carros, se endeudaban con los bancos porque no tenían flujo de caja. O peor aún, si no tenían patrimonio ni dinero no podían recurrir a los servicios en salud.
SEMANA: Otra de las críticas a la Ley 100 es que convirtieron la salud en un negocio, ¿es eso cierto?A.G.: Antes de 1993 el 57 por ciento del costo total en salud era gasto privado, ya fuera por medio de seguros o del bolsillo de los pacientes. Con esos recursos solo se alcanzaba a cubrir el 17 por ciento de la población. Ahora hemos llegado a una cobertura casi del 100 por ciento. Yo no estoy defendiendo a las EPS y hay cosas que todavía quedan por mejorar, pero no sé si este aumento exponencial de la cobertura en 25 años se hubiera logrado sin la Ley 100. SEMANA: ¿En qué quedó corta la Ley 100?A.G.: No tuvo en cuenta formar el talento humano para cumplir su misión y aún tenemos ese déficit. Por otra parte, necesitamos mejorar el acceso oportuno de las personas a los servicios de salud. Todavía subsisten barreras de diferente tipo: unas administrativas de las EPS, otras porque la gente no conoce sus derechos y otras por limitación de recursos financieros. Pero sin duda el punto más importante a mejorar es el acceso a la salud en las zonas rurales. En Colombia, la población campesina equivale a dos veces la de El Salvador y allí están las mayores inequidades.
SEMANA: ¿Cuál es el gran reto del sistema de salud en Colombia?A.G.: Cambiar de visión. Hemos logrado casi una cobertura del 100 por ciento, pero tenemos que dejar de pensar más en atender la enfermedad, en el tratamiento o en la rehabilitación, que trabajar en la manera de prevenir, preservar y mantener poblaciones sanas. Prevenir antes que curar.