SEMANA: Se celebran los 35 años de la Convención de los Derechos del Niño. ¿Cómo ve a Colombia en esta materia?

TANYA CHAPUISAT: Sin duda, Colombia ha avanzado en la garantía de los derechos de los niños, niñas y adolescentes. En noviembre fue el anfitrión de la primera Conferencia Ministerial para Poner Fin a la Violencia contra la Niñez, un encuentro donde se lograron definir compromisos concretos para la protección de la niñez por parte de 91 países asistentes. Con eso en mente, vemos y agradecemos la voluntad que muestra el Gobierno nacional ante la necesidad urgente de atender la violencia contra la niñez. No obstante, las cifras muestran que aún tenemos mucho trabajo por delante para garantizar una protección efectiva. Según Medicina Legal, al menos 100 niños sufren algún tipo de violencia diariamente en Colombia. En 2023 más de 19.000 niños fueron atendidos por violencia sexual y 6.300 por violencia intrafamiliar. Para 2024 ya se ha notado un aumento en muchos de estos casos, lo cual es alarmante, porque, además, estos números solo reflejan aquellos que alcanzan a ser registrados por las autoridades, muchas veces debido a la gravedad de las heridas. Sin embargo, otros permanecen silenciados.

SEMANA: ¿Cuáles son los tipos de violencia más prevalentes contra los niños?

T.C.: Muchas veces, cuando se habla de la violencia contra la niñez, el debate se concentra en la sexualidad. Nosotros creemos que la violencia física, psicológica y verbal debe verse con el mismo cuidado, porque también tiene consecuencias devastadoras en los niños. Un problema identificado es la normalización de formas de violencia que, en ocasiones, pueden pasar desapercibidas, como los gritos o los castigos físicos, que a menudo no se reconocen como violencia por su arraigo cultural.

La violencia contra la niñez no se limita a un abuso físico. En Colombia, comportamientos como el maltrato psicológico, el abandono, la explotación laboral y la negligencia también forman parte de esta problemática. | Foto: Imgorthand

SEMANA: ¿Cómo interpreta la respuesta de Colombia desde el ámbito legislativo a estos problemas?

T.C.: La voluntad en este tema es un aspecto muy importante, y vemos que Colombia entiende el derecho de la niñez como una prioridad. En ese sentido, ha habido avances significativos, como la reciente aprobación de la ley que prohíbe el matrimonio infantil. Este logro no debe pasar desapercibido, especialmente porque llegó después de ocho tentativas; a la novena fue la vencida. Creo que es una lección de paciencia y persistencia para el mundo. Felicito al Gobierno colombiano por este logro. A pesar de que esta ley es más un reconocimiento de la existencia del problema, igual comienza a construir caminos para que se puedan seguir discutiendo y reevaluando este tipo de prácticas y que se entiendan los riesgos.

SEMANA: ¿Cuáles son los mayores desafíos que Colombia puede enfrentar en términos de protección a la niñez?

T.C.: Es innegable que los niños, niñas y adolescentes son una población vulnerable ante el contexto particular colombiano. En ese sentido, aunque en las grandes ciudades también se viven dinámicas violentas, es claro que en zonas donde el conflicto se vive más de cerca es donde se pueden encontrar mayores retos. Desde Unicef hacemos un monitoreo, verificaciones e informamos al secretario general de Naciones Unidas. Hemos notado que en los últimos dos años los números de niños que sufren graves violaciones vinculadas con el conflicto siguen aumentando. En cuanto a nuevos desafíos, un debate que sigue fortaleciéndose es la protección de la niñez en el entorno digital. Todavía no se ha logrado una legislación robusta y los riesgos asociados al mundo digital evolucionan rápidamente.

SEMANA: ¿Cómo analizan la situación migratoria desde Unicef?

T.C.: Los esfuerzos de Unicef en territorio colombiano están diseñados para cualquier niño, sin importar de donde venga. Ahora, con respecto al tema migratorio, tenemos que agradecerle a Colombia, porque ha sido un país que ha otorgado, por ejemplo, permisos de protección temporal (PPT) a cerca de 2,8 millones de migrantes venezolanos. Esto termina cubriendo a los niños, porque sus padres logran ser incluidos de alguna forma en los servicios que ofrece el país. En cuanto a los niños que están de paso, hemos buscado identificar puntos clave de su recorrido, como en Necoclí. En estos sitios hemos destinado centros para tratar otro tipo de violencia, más centrada en los riesgos a los que son expuestos estos infantes en el camino.

SEMANA: ¿Qué es Trátame al Derecho y cómo se inserta en este panorama?

T.C.: Trátame al Derecho es nuestra más reciente campaña, desarrollada en colaboración con el ICBF, y busca generar conciencia sobre la violencia intrafamiliar y sexual, las más prevalentes en Colombia. Más allá de ser una campaña mediática, tiene un enfoque práctico. Estamos ofreciendo herramientas digitales, talleres, cuestionarios, información, para promover un cambio cultural. Nuestro objetivo es visibilizar las formas de violencia más normalizadas y construir un entorno donde el respeto por los derechos de los niños sea la norma. Queremos que esta iniciativa, que en muchos aspectos es pedagógica, llegue incluso a la población más alejada, donde estos problemas suelen ser más graves. Creemos que a través de este tipo de acercamientos es posible empezar a desmontar las prácticas y dinámicas que perpetúan la violencia.