El miércoles su madre, Evelina Epiayú, se sentó toda la tarde a lamentarse junto a su lápida en una ranchería a solo diez minutos de Manaure. Su hija pasó ahora a una estadística preocupante, pues, en lo corrido de 2015, por lo menos 22 niños han muerto de hambre en esa parte del país. El dato impacta, sobre todo, si se considera que justo en La Guajira varias personas, entre ellas funcionarios y contratistas, han sido detenidos o se encuentran prófugos por el manejo de recursos de primera infancia.