Bogotá va para arriba. Ese parece ser el destino de una capital donde la tierra es escasa y donde por estos días se multiplican los proyectos de edificios de más de 40 pisos. Un ejemplo es el BD Bacatá, que este domingo completa 50 pisos y así se convierte en el más alto del país. El rascacielos en el centro de la ciudad, de 450.000 millones de pesos, estará listo en 2016 y contará con dos torres, una de 67 pisos y otra de 56, en cuyo interior habrá un hotel de cinco estrellas, oficinas, apartamentos y un centro comercial. Un fenómeno que se va a acelerar con un decreto que la Alcaldía expidió en diciembre de 2014, que alivia las exigencias para erigir construcciones altas entre la calle 127 y la avenida Primero de Mayo y entre la avenida Circunvalar y la Boyacá con el fin de impulsar la densificación y la renovación. Muchos constructores recibieron la medida con interés, pero no han faltado las críticas. Para algunos, el decreto falla al no exigir la creación de espacio público y permitir grandes edificios en barrios que nunca los han tenido. Además, se reprocha que con un tráfico colapsado y una red de acueducto vetusta Bogotá no aguante nuevos rascacielos. Una obra de vértigo 4 días les toma construir un piso. 570 personas trabajan en las obras. 20 kilómetros de tubería serán instalados. 11.500 toneladas de acero y 56.000 metros cúbicos de concreto exige la construcción. 25.000 metros cuadrados de ventanería tendrá la fachada. 8.650 volquetadas de tierra fueron removidas para cimentar la obra.