El desorden académico de su niñez, en la que se la pasó de un colegio a otro porque en ninguno se adaptaba, fue una paradoja frente a la larga, prolija y estricta carrera que tuvo Eduardo Umaña Luna, uno de los intelectuales y humanistas más importante que ha tenido Colombia. Durante 55 años este abogado penalista orientó a miles de estudiantes de sociología y derecho de la principal universidad pública del país. Fue cofundador del departamento de trabajo social y de la facultad de sociología de la Universidad Nacional. Junto a Germán Guzmán y Orlando Fals Borda publicó en 1962 La Violencia en Colombia, un libro que marcó las investigaciones de las ciencias sociales en el país y se convirtió en un desgarrador testimonio de la barbarie de la que aún no ha podido salir el país. Desde las aulas defendió la dignidad humana, la libertad, la conciencia individual y la integridad de la universidad pública como un espacio de tributo al debate y a la vida. En torno a estos temas, y a las ideas políticas y los derechos humanos, publicó más de 30 libros. Por sus estudios fue distinguido como Jurista Emérito del Colegio de Abogados de Bogotá, Primer Investigador en Colombia, Maestros de Maestros y Profesor Titular y Emérito por la Universidad Nacional. En 1998, durante el sepelio de su hijo Eduardo Umaña Mendoza, quien fue asesinado por ser un defensor de los derechos humanos, el padre se culpó por haberle inculcado desde pequeño justicia social y valores de igualdad. A sus 85 años no dejaba de dudar, de estudiar y de leer los innumerables libros de sicología, historia, derecho, literatura y humanidades que lo rodeaban en su casa. La semana pasada la Universidad le rindió una sentida despedida, al ser velado en el aula máxima de la facultad de derecho de la Ciudad Blanca.