En 2005 la Corte Constitucional vivió uno de los momentos cruciales de su historia, al reglamentar la reforma a la carta que permitía reelegir al Presidente de la República. A pesar de que gran parte del país político se alineó a favor de un nuevo mandato del Ejecutivo y hubo presiones al máximo organismo de la justicia, dos magistrados salvaron su voto por considerar la reforma “profundamente antidemocrática”. Uno de ellos fue el bogotano Alfredo Beltrán Sierra, abogado de la Universidad Libre, que llegó a esa corporación en 1998 con una votación mayoritaria del Senado.   Para Beltrán no hubo duda de que la reforma debió ser declarada inexequible, pues “la prolongación de un solo hombre en el poder es nociva para la democracia, más cuando desde allí se modifica la Carta y se manipulan las elecciones”. Nacido en 1946 y graduado con honores en 1976, fue profesor de derecho procesal y probatorio, asesor del Ministerio de Obras Públicas y Transporte en 1982 y Magistrado del Tribunal Superior de Bogotá. En 1989 inició un período de nueve años en la Corte Suprema de Justicia, de donde pasó a la Constitucional. Hoy se ha reincorporado a la actividad académica, a sus actividades en el Instituto Colombiano de Derecho Procesal y a su labor como abogado litigante.   Admirador de Antonio Nariño, Jorge Eliécer Gaitán y Alfonso López Pumarejo, lector de sociología e historia, Beltrán considera que una nueva reelección lesionaría aun más la democracia, y agrega que “con el pretexto del Estado de opinión lo que se quiere imponer es la opinión del Estado, similar a lo que hizo Hitler en Alemania”.