SEMANA: El estudio que ustedes hicieron se pregunta por las emociones sociales. ¿Cuáles son?Hernando Santamaría: Las emociones sociales dependen de la interacción con otro. La culpa, el orgullo, etcétera. Entre estas hay unas emociones que parecen ir en contra del sentido social, son emociones contraempáticas. Allí está la envidia y la Schadenfreude, el gozo por el mal del otro. En la investigación exploramos estas emociones.SEMANA: ¿Y qué descubrieron?H.S.: Que quienes sufrían una enfermedad neurodegenerativa llamada degeneración o demencia frontotemporal, tenían aumentadas las emociones contraempáticas. Es decir que sentían más envidia y más Schadenfreude que los sujetos con alzhéimer y los que no presentaban daño neurológico alguno. Desde etapas muy tempranas de la enfermedad ya tenían estas emociones aumentadas. Es decir que esta característica puede tener un valor predictor sobre este padecimiento.SEMANA: ¿Cuáles son los síntomas de la demencia frontotemporal?H.S.: Es una alteración en dos de los hemisferios cerebrales importantes que controlan el comportamiento y la norma social. Son personas que pierden el filtro moral y legal. Han perdido la capacidad empática. Son imprudentes, desinhibidos socialmente y cambian sus hábitos alimenticios. Estudios como el nuestro muestran que tienen una mayor expresión de emociones negativas. Todos los seres humanos tenemos esas emociones, lo importante es que estén contextualizadas y no perturben nuestra funcionalidad. Esta condición no se diagnostica solo por los síntomas, hay que hacer resonancias y estudios complementarios.SEMANA: ¿Por qué razones se da?H.S.: Así como el párkinson y el alzhéimer, esa condición tiene origen en múltiples factores genéticos y ambientales. Pero da, sobre todo, después de los 60 años cuando el cerebro está maduro.SEMANA: Hay factores que estimulan para sentir más estas emociones hoy, como las redes sociales. ¿Cómo lo ve usted?H.S.: Hay un montón de escenarios donde uno expresa envidia en las redes sociales. Es curioso porque estas estimulan al participante a dar una versión mejorada de sí mismo. Hay estudios que muestran que la frecuencia de compartir cosas en Facebook o Twitter, y lo que uno comparte, a veces se asocia a si se tiene ansiedad o depresión.SEMANA: En redes sociales se ve a gente tener una falta de filtro en su interacción. Hay personas violentas que rompen con la norma social…H.S.: El mundo social humano es plástico y va cambiando. La interacción en las redes también. Pareciera que la red de  alguna manera le permite a uno tener un disfraz o un protector para poder ir más allá y decir: “No me están viendo y puedo decir lo que me parezca”. Hay gente que crea perfiles alternativos para ser más duro, más bizarro, más visceral, más fuerte. Yo creo que son modificaciones de la expresión de lo social en los humanos.SEMANA: Hoy en día se habla mucho más de enfermedad mental que hace algunos años. ¿Por qué cree que se está dando este fenómeno?H.S.: La prevalencia del trastorno mental en el mundo ha aumentado, eso ha hecho que estemos más pendientes. La sociabilidad humana hoy es más compleja y posiblemente eso se asocia con más posibilidades del sufrimiento psíquico. También hay más interés porque la enfermedad mental es un factor de discapacidad más grande que cualquier otro. Aquí hay una vuelta de tuerca en lo social, lo médico y lo político. Cuando las cosas afectan el bolsillo, se hacen muy importantes.