Dicen que lo que animó a los constituyentes de 1991 a incluir el voto en blanco en la Constitución fue que en algunas regiones se presentaba un solo candidato, que a la fuerza se hacía elegir en un cargo de elección popular. Por eso, de acuerdo con la ley, todas las elecciones tienen esa casilla ubicada al final de la baraja para que quienes no estén de acuerdo con las opciones puedan dar a conocer su inconformidad.
Según la ley, en caso de que gane el voto en blanco “deberá repetirse, por una sola vez la votación para elegir miembros de una corporación pública”, ya sea gobernador, alcalde o primera vuelta de elecciones presidenciales. El voto en blanco gana cuando del total de votos válidos “constituye la mayoría”. En ese caso se repite la elección y no se pueden presentar los mismos candidatos. Esto ya sucedió una vez en Bello, Antioquia.
El candidato Germán Londoño era el único en el tarjetón, y solo compartía espacio con el voto en blanco. A la hora del escrutinio, Londoño perdía. Había logrado solo 46.465 votos contra 60.818 del voto en blanco. Adicionalmente, la población había marcado 3.793 papeletas nulas y 13.821 no habían sido marcadas. Con 124.897 votos en contra, las elecciones tuvieron que repetirse.
Sin embargo, el voto en blanco para la segunda vuelta no tiene ningún efecto jurídico, tal como lo indica la Constitución. Pese a esto, al parecer una parte de la opinión pública está decantándose por esa expresión, tal vez para rehuir de la polarización que ha generado el proceso electoral actual. Las encuestas indican que el voto en blanco esta vez podría alcanzar el 3 por ciento del umbral electoral, es decir que, si salieran los mismos 21.146.287 colombianos a las urnas, cerca de 630.000 votarían en blanco.
Resultados de primera vuelta
En la elección del 29 de mayo se registraron 366.623 votos en blanco, es decir que solo el 1,73 por ciento del total de votos marcaron esta opción. Si a esos se les suman los 29.715 no marcados y los 242.629 nulos, habría un total de 638.967 personas que en la elección presidencial de primera vuelta no estuvieron conformes con las opciones presentadas.
En 2014
Cuando se acudió a las urnas por primera vez, hubo 770.543 votos en blanco y para la segunda vuelta, 618.759.
En 2018
Para la primera vuelta presidencial esta opción fue marcada por 338.581 colombianos y para la segunda, por 807.924.
Tendencia al alza
En las elecciones presidenciales de Colombia, el voto en blanco siempre tiene un incremento en la segunda vuelta presidencial (excepto 2014). Este año podría ser el primero en décadas en el que el porcentaje podría incrementarse significativamente. Nunca ha superado el 5 por ciento.
En otros países
El voto en blanco no existe en todo el mundo. Los ciudadanos que no desean votar por ningún candidato simplemente dejan de marcar la tarjeta. En Colombia, los votos en blanco son válidos, a diferencia de las tarjetas no marcadas y los sufragios nulos.
Fajardo y Robledo
Estos dos líderes políticos anunciaron que su voto será en blanco. Aunque no han pedido a sus seguidores hacer lo mismo, sus figuras promoverán esa expresión política. El excandidato y el senador no lograron una alianza con Rodolfo Hernández y, por eso, automáticamente se convierten en líderes de esta tendencia.
Campaña para evitarlo
Miembros del Centro Democrático han criticado esta posición y lideran una campaña afirmando que el voto en blanco es apoyar a Gustavo Petro.
‘Voto finish’
Como los candidatos presidenciales generan resistencias, lo más probable es que esa expresión política aumente y juegue un papel importante porque quitaría respaldos a los aspirantes en contienda. Ante la existencia de un empate técnico en la recta final, si muchas personas votan en blanco, eso hará que la decisión final sea bastante estrecha entre Hernández y Petro.