SEMANA: ¿Cómo recibe la noticia?
JULIO BORGES: En nuestra Venezuela hay una máquina de represión permanente, que la vive cualquier dirigente político, periodista o los maestros que ahora están en la calle protestando porque su salario no llega sino a 12 dólares mensuales.
A Nicolás Maduro lo único que le queda es la fuerza bruta para mantener la enorme crisis social, que está contenida. Entonces, en mi caso se trata de la tercera orden de arresto, tengo siete juicios abiertos por diferentes temas, desde conspiración militar, magnicidio, conspiraciones y hasta me han acusado de la inflación y de los cortes eléctricos. El régimen usa la represión para tratar de impedir un cambio en Venezuela.
SEMANA: ¿Lo culpan de la inflación y de los cortes de luz?
J.B.: Sí, parece un chiste, pero no lo es. Entre las acusaciones que se hacen contra mi persona por traición a la patria, está culparnos del proceso inflacionario, de la falta de alimentos, de los cortes eléctricos, porque para ellos lo que existe es una lógica muy simple de amigos y enemigos.
Cualquier persona que luche por el cambio en Venezuela se convierte en enemigo e inmediatamente es señalado como la causa de cualquier problema en el país, es el mismo guion de Cuba.
SEMANA: Pero esa orden de arresto es difícil de procesar porque usted está en Colombia…
J.B.: Todos los países libres del mundo reconocen y entienden mi caso y el de decenas de venezolanos que han sido perseguidos políticamente. Reconocen que ese tipo de órdenes no proceden.
SEMANA: ¿Le preocupa la cercanía entre el presidente Petro y Nicolás Maduro?
J.B.: Desde el primer momento en que el presidente Petro ganó, el mensaje que mandó a todos los perseguidos políticos venezolanos y a los migrantes que están en Colombia fue de respeto total; por ejemplo, a quienes tenemos medidas de protección del sistema interamericano.
Eso es algo que está muy claro, y a pesar de que Maduro irrespeta los derechos humanos y trata de hacer daño a Colombia con el tema migratorio, los grupos irregulares, el crimen organizado y el mismo proceso de paz, creo que hay una visión muy clara por parte del Gobierno colombiano de respetar lo que significa la persecución política de Venezuela.
SEMANA: ¿Entonces está tranquilo en Colombia?
J.B.: Yo tengo la protección del Estado colombiano como asilado político y es una condición de respeto que tiene una protección universal y que Colombia suscribe.
SEMANA: A usted lo acusan de una presunta participación en un conato de levantamiento militar en abril de 2019. ¿Tuvo algo que ver?
J.B.: No, muchos venezolanos estamos 24 horas al día luchando para que haya un cambio político en el país, pero nada tuve que ver. En ese episodio no tuve absolutamente nada que ver, siento que fue un proceso fracasado, porque le hizo mucho daño a toda la fuerza que se construyó de apoyo internacional y he sido muy crítico de lo que sucedió ese día.
SEMANA: La lucha que ustedes llevan por el régimen de Venezuela para restablecer los derechos de los venezolanos completa 20 años. ¿Ese esfuerzo llegará a buen fin?
J.B.: Ha sido una lucha que ha tardado más tiempo del debido, ha sido una lucha en la cual hemos tenido el apoyo del mundo entero. El pueblo venezolano ha hecho todo lo que está a su alcance para ver un cambio y, sin embargo, no se ha logrado. El caso venezolano es muy complejo, porque se trata de un caso en el cual no es el típico dictador latinoamericano que está en el poder, sino que es algo mucho más complejo.
Es un proyecto internacional en el cual Maduro les ha abierto las puertas a los intereses de Irán, de Cuba, de China y de Rusia para convertir a Venezuela en una especie de patio para agendas totalmente distintas a lo que es la tradición latinoamericana, la democracia, los derechos humanos, y, por eso, es un proceso tan complejo. Sí creo que Venezuela va a tener un cambio, porque es una olla de presión demasiado grande y las dictaduras se equivocan, hay elecciones en 20 meses y creo que nosotros tenemos que apuntar allí como una nueva oportunidad.
SEMANA: ¿La oposición en Venezuela está dividida?
J.B.: Debo admitirlo, está en su peor momento, está muy débil cuando debería estar más fuerte y está fracturada cuando debería estar más sólida. Creo que este es un momento en el cual nosotros tenemos que reconstituir y reconstruir la unidad en Venezuela, hay una herramienta en nuestras manos muy potente que son las primarias de la oposición para elegir un liderazgo claro que haga frente a Maduro y que, de alguna manera, gane de nuevo la confianza y el respeto del liderazgo político en Venezuela y a nivel internacional.
SEMANA: Si el régimen de Maduro llega a su fin y usted puede volver a Venezuela, ¿qué sería lo primero que haría?
J.B.: Lo he pensado mucho y lo primero que quisiera hacer sería correr a toda velocidad, si Dios me lo permite, ir a casa de mis padres que están vivos y en Venezuela. Lamentablemente, tengo mucho tiempo sin verlos. Eso, sin lugar a dudas, es lo primero que haría, casi que aterrizaría el avión en el techo de la casa de ellos para verlos rápidamente.