SEMANA: ¿Qué se siente participar en un reality de lo que más se ama en la vida?
Marbelle: Ha sido maravilloso, sobre todo en este momento de mi vida. La descarga llega cuando más lo necesitaba. Necesitaba volverme a conectar con lo que amo, cicatrizar y pegar pedacitos que se habían roto con la música, con mi misma, mi carrera, con mi misma vida. Entonces, La descarga llega en un momento maravilloso. Me pone un reto, me reconecta con lo que soy, con lo que amo y con los sueños de todos estos participantes que vienen a buscar una oportunidad.
SEMANA: La descarga no tiene jurados, sino mentores. ¿Qué significa eso?
M.: Es divino. Creo que cada uno, desde lo que ha aprendido en su carrera y desde su experiencia, tiene mucho por aportar... Maía (otra de las mentoras) es una mujer tan preparada y tan llena de sabiduría… Ahora que está en esta faceta de mamá, y Santiago Cruz y Gusi. Cada uno tiene cosas muy importantes que aportar. Es un poco como pulir diamantes. Yo creo que nos toca ponernos en la tarea de joyeros: ayudarlos a pulir porque ellos ya vienen casi que listos.
SEMANA: ¿Qué tan buena joyera se siente?
M.: Yo soy buena joyera, de esas que aprenden solitas, les queda lindo y que tú dices ¡qué es ese trabajo tan hermoso! Bueno, un día me senté a tejer y salió esto. Esa ha sido mi experiencia a través de la música. He aprendido en el camino. He aprendido a partir de mí. Yo creo que La descarga es algo que hace mucho tiempo la gente no esperaba ver en televisión.
Vea la entrevista con Marbelle
SEMANA: ¿Qué le habría gustado que le enseñaran cuando estaba comenzando?
M.: El control. Saber controlar las emociones, lo que se hace, la vida, el control de todo. Yo creo que aconsejar es tan fácil porque el que aconseja no pierde. Lo que vamos a hacer es ayudarlos a soñar. Esto es una carrera de no rendirse, es una carrera de resistencia.
SEMANA: ¿Ser artista es difícil?
M.: Sí. Somos transmisores de mensajes, pero se nos limita para decir muchas cosas. Creo que tenemos una gran posibilidad a través de estos participantes de poder mostrar esa faceta bonita de los artistas. ¿Qué es lo más difícil? Estar bajo el ojo del huracán, de la gente que te ama o de la gente que no te quiere. Creo que es lo más difícil. En mi caso, yo no terminé mi colegio y no terminé muchas cosas porque siempre le di prioridad a mi carrera y a veces uno siente que da mucho más de lo que recibe. Entonces, yo creo que la vida del artista siempre está dependiendo de las emociones, del amor que se recibe y del que se da. A veces es complicado por eso.
SEMANA: Los artistas de hoy se enfrentan a un mundo muy hostil con las redes sociales. ¿Qué advertencia les haría sobre este escenario?
M.: Que no tengan miedo porque las redes no pasan de ser eso: redes. Muchos de esos seguidores son reales, pero muchos otros no, o están escondidos detrás de un perfil para poder señalar, apuntar, juzgar. Yo invisibilizaría las redes. Si realmente quieren ser artistas y conectar con lo que aman, tienen que olvidarse de los prejuicios de los que ellos mismos van a ser víctimas. Les diría que dejen los prejuicios a un lado y no se sientan juzgados por nadie, que sean reales sin importar lo que eso implique. Que no sean bobos, que sean reales.
SEMANA: Para usted este reality también significa un cambio de casa. ¿Cómo se ha sentido en Caracol?
M.: Estoy feliz de estrenar casa. Me acabo de mudar. Estoy feliz. Soy la nueva en el salón de clases, pero me he sentido muy bien recibida, con mucho amor, después de muchos intentos fallidos se nos dio y creo que va a ser para largo. Va a ser una relación muy bonita.
SEMANA: Hay emoción en sus seguidores por este regreso. La han visto opinar, pero muchos quieren oírla cantar.
M.: Hay mucha expectativa buena y mala, pero yo estoy feliz. El pararme en un escenario y que todos mis fans que me aman y que han estado tan pendientes de mí me apoyen da felicidad.
SEMANA: Usted dijo que este programa era lo que necesitaba para cicatrizar. ¿Lo ha logrado?
M.: Estoy en este proceso de pegar pedacitos, de ver cuáles son los pedazos que encajan. No ha sido fácil. Pero ha sido como exorcizar muchas cosas. De no echar a un lado el sacrificio que uno mismo ha hecho, uno ve todavía tanta gente luchando en la música que le hace pensar a uno: “No puedes abandonar el barco”. Ellos dan esa lección de que, si nosotros no abandonamos este sueño, cómo lo vas a hacer tú.