Luis Suárez Salazar, 35 años, es un licenciado cubano experto en América Latina, área andina y Centroamérica. Como colaborador del Centro de Estudios sobre América (CEA), con sede en La Habana, Luis Suárez estuvo en días pasados en Medellín y Bogotá donde fue abordado por SEMANA. He aquí los extractos más importantes de una larga charla con él.SEMANA: ¿Cómo afecta la crisis centroamericana al pueblo y a la revolución cubana? LUIS SUAREZ SALAZAR: Nosotros vemos que la situación centroamericana se convierte cada día más en una situación altamente peligrosa, fundamentalmente por la política francamente intervencionista de los Estados Unidos. Pero para nosotros la crisis centroamericana tiene un sentido positivo en tanto lo que está en crisis es la dominación imperialista sobre los pueblos centroamericanos.A veces se utiliza el término como si también la crisis fuera para los pueblos. Para éstos si bien hay un momento peligroso, es un momento que preanuncia el desarrollo de nuevas y promisorias expectativas. Claro que Estados Unidos, tratando de evitar lo inevitable, puede conducir a los pueblos centroamericanos a una guerra muy larga, injusta y dolorosa. Pero también esto sería igualmente costoso para los Estados Unidos porque ellos no tienen ninguna posibilidad de victoria.Evidentemente cada vez que se habla de la crisis centroamericana se incluye a Cuba. Nosotros no somos parte directa del conflicto centroamericano. Nuestra revolución ya tiene 25 años de existencia y consideramos que es indestructible. No somos parte directa pero indudablemente en nuestro país existe una alta preocupación por el desarrollo del conflicto porque tendría un impacto general en todo el continente. La única solución realista que tienen los Estados Unidos, es buscar una solución política y negociada a la guerra civil que se desarrolla en El Salvador, solución basada en el respeto de la soberanía y de la autodeterminación del pueblo nicaraguense y del pueblo salvadoreño.S.: ¿Cuál ha sido la actitud cubana ante el documento Kissinger? L.S.S.: Salvo unas declaraciones hechas por el doctor Carlos Rafael Rodríguez, el gobierno cubano no se ha pronunciado como tal sobre el informe Kissinger. Mi opinión personal como investigador que he dedicado un tiempo al estudio de tal informe es que entre éste y la política de la administración Reagan no hay ninguna diferencia. El informe Kissinger realmente legitima, le da una cierta coherencia doctrinaria a la política que estaba desarrollando la administración Reagan. Hay una absoluta coincidencia en todos los órdenes con las necesidades que tiene la política Reagan. Incluso el informe va dirigido a tratar de lograr un consenso en Estados Unidos que identifique la política Reagan con los suspuestos intereses vitales del pueblo norteamericano y de Estados Unidos en su conjunto. Pero esa es una lógica falsa. Sabemos que hay sectores realistas en Estados Unidos que se oponen al informe Kissinger; tan así es que se han presentado 5 o 6 proyectos alternativos al mismo de otros sectores que discrepan con lo que pudiéramos denominar el "enfoque Kissinger".Hay un plan económico y social que el informe propone. Evidentemente ese plan puede generar ciertas ilusiones sobre un cambio de la política norteamericana hacia los problemas de Centroamérica. Pero desde el comienzo la administración Reagan ha insistido que lo que existe allí es un problema enmarcado dentro de la mal llamada confrontación esteoeste, enfoque que no reconoce las circunstancias históricas,económicas, sociales y políticas que han determinado el desarrollo de la lucha popular revolucionaria en los países centroamericanos. Ese plan de desarrollo no va a resolver los problemas centroamericanos. Su propósito expreso es que Centroamérica retorne a los niveles de vida que tenía la región en 1980, o sea al momento en que precisamente los conflictos allí fueron adquiriendo una dimensión cada vez mayor. Lo que sí está tratando de hacer el gobierno norteamericano es callar a algunos de sus aliados europeos sobre la base de que Centroamérica es "parte vital" de la seguridad de los Estados Unidos y está tratando además de inmiscuir a los países latinoamericanos en su política intervencionista hacia Centroamérica. Por eso hay en el informe Kissinger muchas referencias al panamericanismo, a la necesidad de resucitar el panamericanismo, que fue olvidado en la crisis de las Malvinas, hace poco tiempo.S.: Usted ha planteado que hay una correlación entre los planes de ayuda económica a los países de América Latina y los intervenciones militares norteamericanas, ¿no es esto contradictorio? L.S.S.: No. Yo creo que existe más bien una cierta regularidad en ese sentido. Kennedy planteó por ejemplo, al mundo, la Alianza para el Progreso, precisamente semanas antes de que se produjera la invasión mercenaria a Playa Girón en Cuba, invasión mercenaria que fue asumida como una responsabilidad por el gobierno de los Estados Unidos. La Alianza para el Progreso tenía el propósito expreso de constituírse en un supuesto valladar para evitar la expansión de la llamada influencia de la revolución cubana en el continente. Cuando la Alianza para el Progreso está en su apogeo, durante el gobierno de Johnson, se produce la invasión norteamericana de Santo Domingo, más tarde, Reagan pronuncia su famoso discurso sobre la iniciativa de la Cuenca del Caribe precisamente cuando se está creando todo el dispositivo militar norteamericano que terminó en la intervención en Granada. Ahora tenemos este plan económico y social sugerido por Kissinger que puede ser el preludio de una mayor injerencia militar directa de los Estados Unidos en El Salvador y en Nicaragua.Ya la vida está demostrando esto. Kissinger presentó su informe en enero de este año y quien observe el desarrollo de la situación centroaméricana de entonces acá, podrá ver cómo se ha incrementado a niveles mayores la guerra no declarada de Estados Unidos contra el pueblo nicaraguense. El minado de los puertos es la expresión más criminal de esa guerra no declarada. Por eso yo veo esta regularidad que ya se ha empezado a marcar en lo que pudiéramos llamar la política hemisférica de los Estados Unidos. S.: ¿Cuál sería la respuesta del pueblo y del gobierno cubano si se llegare a precisar una intervención norteamericana directa sobre Nicaragua y El Salvador? L.S.S.: Nosotros no somos una potencia militar para decir que vamos a responder de esta o de la otra manera a una probable agresión norteamericana a El Salvador o Nicaragua. Nosotros estamos convencidos de que los pueblos nicaragunse y salvadoreño pueden derrotar la intervención norteamericana. Obviamente, en lo personal, yo creo que siguiendo la política que siempre ha tenido la revolución cubana ofreceremos nuestro apoyo, de acuerdo con las circunstancias concretas que existan al momento en que eso se produzca,ya sea en los terrenos diplomático, político, económico, si fuere necesario. Si bien pensamos que el pueblo de El Salvador y el pueblo de Nicaragua pueden derrotar la intervención también sabemos que una intervención sería muy costosa, muy sangrienta. Es lo que hay que evitar, porque la historia demuestra que es mejor evitar las intervenciones que tratar de sacar a los imperialistas de los terrenos que invaden. La experiencia de Vietnam está presente. Fue un conflicto muy cruento. La opinión pública y los sectores honestos y realistas de nuestro continente tienen que movilizarse en funcion de impedir la intervención norteamericana directa o una intervención norteamericana "colectiva" contra los pueblos centroamericanos.S.: EL Grupo de Contadora tiene un apoyo internacional muy amplio, etc., pero parece que en los últimos meses dicha iniciativa está siendo eclipsada por los hechos mismos de la guerra en Centroamérica. ¿Cuál es su valoración de Contadora? ¿Podrá lograr una solución negociada en Centroamérica? L.S.S.: Recientemente el compañero Fidel, durante el tránsito que hizo en Madrid, respondía a esta misma pregunta diciendo que Contadora es una esperanza de paz para Centroamérica. Creo que no hay mejor respuesta. Ahora bien, tu pregunta toca un problema, el de la posibilidad real de una solución negociada y pacífica que respete el principio de autodeterminación de los pueblos centroamericanos. Realmente el obstáculo principal que esta solución encuentra es la actitud que tienen los Estados Unidos y algunos gobiernos aliados de Norteamérica en Centroamérica. El gobierno sandinista ha hecho varias proposiciones para una solución política y negociada a su diferendo con Estados Unidos; ha hecho también proposiciones a Honduras para buscar una solución de los problemas fronterizos. Ha hecho, además, pro puestas al gobierno de Costa Rica. Pero no ha encontrado una respuesta satisfactoria. Si Estados Unidos tuviera una voluntad de negociación real, la actividad de Contadora hubiese podido avanzar más rápidamente. Estados Unidos es el principal obstáculo para que Contadora culmine exitosamente el propósito que se ha trazado. Hay incluso evidencias de que la acción de Estados Unidos desde el mismo surgimiento de Contadora fue primero dirigida a evitar la consolidación del Grupo, que después, cuando Contadora ya se había convertido en una realidad al margen de la voluntad de Estados Unidos, trató de hacer absolutamente todo lo posible -y lo está haciendo todavia- para evitar que las gestiones de Contadora fructifiquen. Los gobiernos integrantes del Grupo de Contadora tienen que tener en cuenta esta realidad de la política norteamericana.Estados Unidos, por otra parte, si es parte directa del conflicto centroamericano, hay miles de soldados norteamericanos en la región. Si el gobierno actual salvadoreño subsiste es por la ayuda militar, económica y política que le está dando los Estados Unidos. Si los grupos somocistas que operan desde Honduras y Costa Rica funcionan es por la llamada ayuda encubierta, que de encubierta no tiene nada, que les está dando el gobierno norteamericano.