SEMANA: ¿Cómo termina fundando un festival de cine con celulares?
Yesenia Valencia: A través de mi compañía, Valencia Producciones, que es una productora audiovisual en la que trabajo con mis hermanos, conocí a un alumno de mi hermano, Juan Beltrán. Fue él quien llegó con la idea hace 12 años. Y cuando habló de un festival de cine hecho con celulares, no me pareció una buena idea. ¿Quién quiere otro festival de cine?, pensé. Colombia está llena de estos festivales. Pero cuando hizo énfasis en que se trataba de celulares, dije “un momento”. Eso sí era innovador. Entendí que el cine es muy excluyente porque cuesta mucho producirlo. Tengo amigos que tienen películas guardadas por años en el cajón. Por otro lado, ese es un medio de nicho. Los mismos directores de siempre. Este festival fue una manera de democratizar el cine.
SEMANA: ¿Y cómo se fueron definiendo las categorías?
Y.V.: Fue algo que se hizo desde el inicio. Hicimos una juvenil para chicos de 12 a 17 años. Una de aficionados para cualquiera mayor de 18 años. Y una profesional, para aquellos que nadie conoce, que no han podido llegar a la industria. Un caso de éxito es el de Juan Carlos Mazo, que hasta entonces había sido un director de teatro, pero soñaba con hacer cine. Envió al festival un corto, Sangre y levadura, un musical, un plano secuencia de cinco minutos hecho con el celular. Ensayó tres meses. Es una historia protagonizada por Yuri Vargas, Majida Issa, Juan Pablo Urrego. ¡El elenco! Eso fue en 2018. Ese año yo traje al festival a Oliver Stone. Y él, al ver ese trabajo, llamó a Mazo un genio. Y lo catapultó.
SEMANA: ¿Qué país es el que se han atrevido a contar esos jóvenes?
Y.V.: Esa es una gran pregunta. Hubo un año en el que hablaban de suicidio. Otro, de zombis. Al otro año, el tema del bullying. Y en el aficionado se dedican a retratar la dureza social del país. Recuerdo a unos muchachos que contaron la historia de Chilvi, en Nariño, el único pueblo de Colombia que no aparecía en el mapa. Contaban lo invisibles que eran sus habitantes. Gracias a ese trabajo, el pueblo entró por fin al mapa de Colombia. Otros se atrevieron a hablar de un caso de violencia sexual contra una niña de una profundidad muy fuerte. Hay cuatro personas con discapacidad visual de Medellín que han ganado el festival dos veces. Iluminan los cortos solo con el calor de la luz. Y otros con discapacidad visual que contaron toda la historia de América con lenguaje de señas. El premio mayor son 35 millones de pesos.
SEMANA: Este año entiendo que hay una categoría inspirada en la COP16...
Y.V.: Sí, retamos a los jóvenes a que en 30 segundos hicieran un spot de cómo hacer la paz con la naturaleza. Entonces, reciclando, bañándose en menos tiempo del habitual. Con eso los retamos. También habrá una nueva categoría musical para que los pelados hagan videoclips. Este es el primer festival de cine hecho con celulares del mundo y sentimos que con cada año que pasa, los retos son cada vez más grandes. En estos diez años hemos recibido unos 9.000 cortometrajes con historias de unos 54.000 jóvenes.
SEMANA: ¿Cómo ha sido construir público para un festival tan particular?
Y.V.: Lo que hacemos es involucrar a la gente. La ponemos a votar por los cortos que más les gustan. El estreno se hace en el Centro Comercial Bima, a través de Procinal. Ves a niños de 14 años mostrando sus cortos. Muchos arrancaron a los 12 años en la categoría juvenil y hoy participan como profesionales, hicieron toda la escuela en el festival. Estrenamos más de 700 producciones en diez salas de cine.
SEMANA: ¿Qué procesos formativos hacen con todos esos pequeños directores?
Y.V.: Llegamos a pueblos apartados a dictar los talleres. Talleres con indígenas, afros. No hay ninguno que no tenga un celular. Ellos quieren narrar sus tradiciones, su cultura. Les enseñamos storytelling, cómo pasar de la idea al guion, cómo hacer realización audiovisual con celular. Qué aplicación les sirve para hacer sus películas. Todos los detalles técnicos. Tarantino tiene una frase: “Para contar una historia solo se necesita un lente”. Eso es Smartfilms.
SEMANA: En el marco de estos diez años llegan con el festival a Medellín…
Y.V.: Estamos cumpliendo diez años y, más allá de hacer una fiesta y partir una torta, me preguntaba qué más hacer. Y como soy de Medellín, de la Comuna 13, me fui para allá, hablé con Fico y lo entusiasmé con la idea de volver a los jóvenes emprendedores con el celular. ¿Cómo? De niña recuerdo que en mi barrio había varios emprendimientos, la tienda, la miscelánea, la taberna. Entonces, la idea es que esos negocios puedan abrirse al mundo digital. Vamos a capacitar a 4.000 jóvenes, especialmente de sectores vulnerables, desde los 16 años, para que ellos ayuden en la transformación digital de ese comercio, con redes sociales y todo, a través de contenidos creados por ellos. Los 40 que lleguen a la final van a tener capital semilla.