Así lo demuestra su proyecto Blue Origin, que nació la semana pasada cuando despegó un cohete no tripulado bautizado New Shepherd. La prueba minuciosamente preparada tuvo lugar el lunes en Texas y salió a la perfección: la aeronave “reciclable”, diseñada para transportar pasajeros, se elevó 100 kilómetros, cruzó el límite entre la atmósfera terrestre y el espacio, liberó una sonda y regresó ocho minutos después a la Tierra. Según el magnate, el proyecto busca convertirse en “pionero en el acceso al espacio para todos los habitantes del planeta”.