La capa de ozono está ubicada entre 15 y 50 kilómetros por encima de la superficie terrestre. Su misión es filtrar las radiaciones ultravioleta del sol, que pueden poner en peligro la vida en el planeta. En la década de los 80 los científicos descubrieron que esta película protectora tenía un hueco sobre la Antártida como resultado de la contaminación humana. Desde entonces este agujero se monitorea día y noche sin descanso. El año pasado el hueco alcanzó una dimensión aterradora: más de 26 millones de kilómetros cuadrados.Pero este año el hueco se partió en dos pedazos y se redujo a algo más de 15 millones de kilómetros cuadrados. Este hecho fue el resultado de fenómenos atmosféricos pero también parece ser consecuencia de las campañas mundiales contra el uso de fluorocarbonos.