Breve historia del madrazo La palabra ‘puta’ tiene un origen etimológico difuso y algunos dicen que se debe a una diosa menor de la agricultura a la que los romanos le celebraban fiestas que terminaban en orgías sexuales. Cuando los eruditos españoles comenzaron a estudiar el castellano, les llamó la atención este vocablo. El capellán Sebastián de Covarrubias, autor del Tesoro de la lengua castellana o española (1611) y uno de los primeros en estudiarla, afirmó que ‘puta’ provenía de la palabra ‘putida’ que significa podrida. Otros estudiosos consideran que proviene del latín putta (muchacha).
La expresión ‘hijo de puta’ empezó a aparecer con frecuencia en la literatura, sobre todo en el Siglo de Oro español. En 1627 el humanista Gonzalo Correas la incluyó en su diccionario de refranes. En 1734, el Diccionario de la lengua castellana la define como “el que no es procreado de legítimo matrimonio”. Y, por supuesto, la usó Miguel de Cervantes en Don Quijote de la Mancha, de una manera distinta al insulto: “Digo –respondió Sancho– que confieso que no es deshonra llamar hijo de puta a nadie, cuando cae debajo del entendimiento de alabarle”. De ahí en adelante, a lo largo y ancho del mundo hispánico la usan con distintas formas: ‘hijueputa’, ‘hijoputa’ o ‘hijo de su chingada madre’.
El madrazo en Colombia De acuerdo con Juan Álvarez, crítico cultural y escritor, el insulto en el país ha evolucionado desde el eufemismo hasta el madrazo. Hoy en día un ‘hijueputazo’ es moneda común entre los colombianos y, como dice la frase popular, “no se le niega a nadie, ni siquiera al mejor amigo”. Tiene distintos significados según el tono o el contexto en el que se diga. Sirve para celebrar un triunfo: “¡Gol, hijueputa!”; o para expresar desilusión o desesperanza: “¡Qué desgracia tan hijueputa!”. Es tan complejo su uso que la expresión “¡Este si es mucho hijueputa!” puede referirse a alguien que alcanzó un logro o que hizo alguna maldad.
Algunos significados de hijueputa Fernando Vallejo: “Como casi todas las palabras de este idioma y de otros, la palabra hijueputa tiene múltiples reflexiones. Hijueputa ha sido el insulto más grande, pero también es encomiosa porque se puede decir ¡qué hijueputa tan inteligente!”. Respuesta del autor en la presentación de su libro Memorias de un hijueputa en la FilBo. Diego Mateus: “Hijueputa no es grosería, es el mantra de la clase trabajadora. Un mantra tan armónico como el ommmm pero más genuino y además combinado. Ejemplo: ¡gobierno hijueputa! no soluciona nada, pero descarga la frustración”, escribió el comediante en su cuenta de Twitter.