La semana pasada, con motivo de la Copa Davis en la Plaza de Toros de Santamaría, el país recordó a Jairo Velasco, quien marcó un hito en esa competición. Junto a Iván Molina, logró en 1974 el histórico triunfo en la final de la Copa Davis zona Norte-Centroamérica sobre Erik van Dillen y Harold Solomon, del equipo de Estados Unidos. El juego, que se desarrolló en el Club Los Lagartos, le dio a Velasco un lugar en el podio del deporte blanco en Colombia. Nacido en Yacopí (Cundinamarca) en mayo de 1947, llegó a ser el número 49 del escalafón mundial en 1983, el segundo nacional en el ranking después de Molina, que ocupó la casilla 40. En la Copa Davis, Velasco ganó 33 partidos y perdió 23, entre dobles y singles. Cuando realizó la hazaña en esa competición ya se había radicado en España, a donde partió para perfeccionar su técnica y conseguir mejor patrocinio. A los 40 años comenzó a trabajar en la Federación Catalana de Tenis en Barcelona, donde entrenó a muchachos entre los 12 y 17 años. Por esa época también empezó a jugar en la clasificación de veteranos. Desde entonces, ha hecho parte del equipo español en diversas competiciones y actualmente se desempeña en la categoría de los 60 a 65 años. Velasco viaja una vez al año a Colombia a visitar a familiares y amigos, quienes le notan un leve acento español. Hoy cree que la nueva generación de tenistas colombianos superará a los jugadores de otras épocas, ya que tienen más apoyo económico que antaño. Por eso, ve con expectativa a deportistas como Santiago Giraldo y Alejandro Falla.