Ricardo Silva Mi trabajo es muy parecido a como era, pero, claro, como tenemos dos hijos chiquitos nos toca estar pendientes de ellos. Trabajo más temprano y más tarde para compensar. Pero trato de trabajar todo el tiempo como antes, de seguir escribiendo el libro que estoy escribiendo y de estar pendiente de los libros viejos. Por otro lado, como trabajo en El Tiempo y cada semana me encargo de algunas notas y de mi columna, sigo teniendo unos días claves para trabajar y entregar textos. No tengo más o menos tiempo, sino el tiempo de siempre. Pero sigo trabajando en mi libro y en mis colaboraciones de prensa no solo para aferrarme a la rutina, sino porque es lo que debo hacer.

Piedad Bonnett Estoy viviendo una experiencia inusual. Me refugié en el campo, donde pasaré estas semanas, y escribo a mano porque no traje computador. Ha sido como volver a otros tiempos. Leo mucho, camino sin traspasar la puerta, estoy escribiendo un diario de la peste y un ensayito que tenía en salmuera. En casa dejé la novela que tengo empezada. Y oigo música, por supuesto.

Juan Gabriel Vásquez En tiempos normales vivo una vida muy quieta y salgo muy poco de mi casa, con lo cual esta pandemia, que a millones de personas les ha puesto la vida al revés, no ha cambiado demasiado la rutina de mis días. Es una suerte que trato de no desperdiciar. Estoy fuera de Bogotá, así que tuve que improvisar un escritorio con los escasos libros que necesito para lo que estoy escribiendo, y lo hice frente a una pared desnuda para evitarme distracciones. Trabajo de siete de la mañana a una de la tarde; un buen día me deja 1.500 palabras (estoy metido en un libro que no requiere invención, porque cuenta dos vidas reales, aunque sí un trabajo formal muy agotador. Si estuviera escribiendo ficción, mi cuota diaria sería menor seguramente). Por las tardes leo libros e investigo, para preparar el trabajo del día siguiente, y luego me dedico a mi familia. Al final del día trato de enterarme a fondo de lo que la pandemia está causando, y me pregunto si esta crisis sacará lo peor o lo mejor de los ciudadanos. Y me digo que ya hay pruebas suficientes de ambas cosas, que es lo mismo que sucede en las guerras. Pero eso es otro tema.