SEMANA: Este fin de semana se hará un encuentro liderado por usted y por el CEO de Concordia en la Amazonía. ¿De qué se trata?
IVÁN DUQUE: Lo que estamos haciendo en Tena, al lado de río Napo, en el corazón de la Amazonía ecuatoriana, es reunir a las mentes más conocedoras de la conservación de este hemisferio, personas del sector privado y público, de la sociedad civil, academia, de la ciencia y de los principales organismos filantrópicos ambientales del mundo para identificar soluciones de mercado basados en la naturaleza que permitan movilizar masivamente recursos para la protección, conservación y restauración de la Amazonía.
Es un evento único porque vamos a estar en una reunión cerrada, pero con gran interacción con la naturaleza, con las comunidades indígenas, donde todo ese conjunto de mentes van a ir proponiendo soluciones de corto, mediano y largo plazo que sean viables, escalables, replicables y sostenibles.
SEMANA: Cuando se habla de la Amazonía se escuchan múltiples propuestas y diagnósticos, pero se necesita pasar a la acción. ¿En esta oportunidad qué se busca hacer?
I.D.: Escogimos el Ecuador para hacer la primera reunión y en la cual va a participar el presidente Guillermo Lasso, porque el Ecuador ha sido un país que se ha convertido en líder en los canjes de deuda por naturaleza. Ecuador hizo un canje de deuda por naturaleza exitoso para la protección del área marina de Galápagos y próximamente hará un canje de deuda también por la protección de territorio amazónico.
Adicionalmente, estarán presentes la banca multilateral, los principales fondos de inversión e inversionistas de capital de riesgo que invierten en proyectos de emprendimiento amazónico. Aquí estamos hablando también de los bonos verdes, de las taxonomías verdes y también del financiamiento de pagos por servicios ecosistémicos. Además, cadenas de valor agregado por las comunidades indígenas, donde con los productos amazónicos podamos llegar a que las grandes superficies de los Estados Unidos sean compradoras de esos productos y garanticen un ingreso para las comunidades indígenas del Amazonas.
SEMANA: ¿Cuál es el principal desafío que enfrenta la Amazonía?
I.D.: El reto es muy grande porque todo el bioma amazónico puede ser casi tan grande como los Estados Unidos, pero el bioma amazónico ha perdido en los últimos 40 años alrededor de un territorio comparable a Francia y Alemania conjuntamente.
Hemos visto tasas de deforestación en todo el bioma que pueden superar las 700.000 hectáreas al año, y eso realmente es pasmoso y tiene el riesgo de que si eso se mantiene, la Amazonía no será un muro de contención frente a las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que en menos de una década puede ser un emisor neto de gases de efecto invernadero. Por lo tanto, las acciones tienen que ser rápidas.
¿Y por qué el sentido de esta reunión? Porque los gobiernos por sí solos no serán capaces de movilizar los recursos que se requieren para proteger la Amazonía, y el sector privado, solamente con vehículos filantrópicos, tampoco lo va a lograr.
Se necesitan soluciones de mercado basadas en la naturaleza, es decir los bonos o créditos de carbono, créditos de biodiversidad en el bioma, las cadenas de valor agregado, los instrumentos de garantías para hacer las inversiones que se requieren, el apoyo a los emprendedores indígenas, el aumento en las reservas, el aumento de las áreas protegidas. Además, frenar los principales delitos ambientales y el usar la tecnología para combatir todo lo que es minería ilegal, tala ilegal, ganadería ilegal y cultivos ilícitos.
SEMANA: ¿Ve una hoja de ruta clara para salvar la Amazonía?
I.D.: Totalmente clara, yo creo que hay que, por un lado, ampliar lo máximo que se puedan las áreas protegidas. Hay que trabajar hacia una concepción de una economía amazónica que tenga la sostenibilidad y la sostenibilidad, es decir, las tecnologías para la sostenibilidad en armonía y que vinculen a las comunidades indígenas y comunidades rurales como protectoras del bioma para que podamos derrotar toda la ilegalidad y podamos conseguir así una economía sostenible, donde los frutos amazónicos sean más conocidos, más demandados, debidamente protegidos y que también abramos espacios para que haya ecoturismo, pago por servicios ambientales y pago por servicios ecosistémicos.
Yo creo que este grupo va a ayudar a que podamos materializar esta hoja de ruta y podamos llevarla como una propuesta para gobiernos subnacionales, nacionales, empresas privadas y también para unificar la acción de toda la filantropía ambiental global.