SEMANA: ¿El pelo es solo pelo?Mábel Lara: No, el pelo tiene una cantidad de metáforas sobre poder, sobre sentirse libre. Las mujeres negras lo han tenido más claro. Lo que ha significado para nosotras ha sido transformador.SEMANA: Para una mujer afro, ¿cuál es la batalla con el pelo?M.L.: Durante mucho tiempo se nos ha dicho que nuestro pelo es malo, es pelo churrusco y nos han hecho creer que es cierto. Las mamás negras nos han ayudado a pertenecer alisando nuestro pelo.SEMANA: ¿Y esos alisados son químicos?M.L.: Son alisados químicos. Pelo liso, bien acomodado, manejable. Para que no sufra la niña, porque además es negra y pobre.SEMANA: ¿Cuándo tomó la decisión de dejarse el pelo crespo?M.L.: Estaba cansada de los químicos. Era una esclavitud y una renta. Para el noticiero tenía que ir a que me alisaran y me cepillaran, por cuenta mía. Y cuando iba a hacer reportería veía que las niñas negras estaban haciendo un proceso de resistencia el berraco, y que yo no estaba respondiendo a ese llamado.SEMANA: ¿Qué veía en las comunidades?M.L.: Las niñas con su pelo natural, con sus turbantes, sus trenzas, su pelo ensortijado. Eso a mí me impactó porque me sentía desleal. Hablé con mi directora, Cecilia Orozco, y le dije que quería salir crespa, y me dijo: “Perfecto”. Después de casi 20 años. Dijo: “Sí, a mí no me importa”. A mí me daban ganas de llorar. Esta soy yo.SEMANA: El primer día que salió con su pelo natural, ¿qué pensó?M.L.: Fuimos muy arriesgados, pero dejarme el pelo crespo es un acto político. Es decirle a un país como el nuestro que existimos. Que somos así, de caderas grandes, que nuestro pelo es ensortijado. En Colombia nos hemos dicho la mentira de que somos todas rubias y ojiclaras. Yo como periodista no debería estar hablando de mi pelo. Pero en este momento de madurez tengo unas licencias, pero también unas deudas históricas con las mujeres a las que represento.