En medio de la zozobra generada por el coronavirus han aparecido noticias sobre el aumento de fenómenos naturales como movimientos sísmicos y actividad volcánica. Eso ha generado miedo y pie a teorías sobre un apocalipsis. Sin embargo los científicos explican que esa actividad no es extraordinaria. La Tierra se mueve En los últimos días se han registrado temblores y terremotos en Honduras, Estados Unidos, México y otras partes del mundo. El más reciente ocurrió el 16 de abril en el norte de Italia y derrumbó varias edificaciones. También se registraron terremotos en el océano Índico y el archipiélago de Japón que afortunadamente no generaron tsunamis. En Colombia se han sentido sismos como el registrado en la Mesa de los Santos, Santander.
Lava y gases El movimiento de tierra ha estado acompañado del aumento de la actividad volcánica. El lunes el volcán Krakatoa, en Indonesia, hizo erupción luego de varios días de actividad. En México, el volcán Popocatépetl expulsó ceniza, al igual que el Sangay, en Ecuador. De acuerdo con el Servicio Geológico Colombiano (SGC), el Nevado del Ruiz ha expulsado ceniza y gases y el volcán Cerro Machín ha registrado actividad sísmica con fracturamiento de rocas.
Sonidos del cielo En las últimas semanas en Argentina muchas personas publicaron videos en redes sociales en los que se oían ruidos extraños como de trompetas que al parecer provenían del cielo. En los siguientes días, colombianos, brasileños y uruguayos dijeron experimentar el mismo fenómeno. Para explicarlo elaboraron teorías, desde alienígenas hasta fantasmas. Ante la incertidumbre sobre los extraños clarines, la Nasa explicó que se trata de un fenómeno natural conocido como “cielomoto”, análogo a un terremoto pero en el cielo.
¿Qué dicen los expertos? Estos fenómenos naturales ocurridos en tiempos de coronavirus han favorecido la aparición de teorías apocalípticas que aseguran que el mundo se está acabando. Sin embargo, para tristeza de los milenaristas y alivio de la humanidad, no hay nada de extraordinario en ellos. La tierra siempre se mueve De acuerdo con Marta Calvache, experta en geoamenazas e investigadora del Servicio Geológico Colombiano, es normal que en zonas especiales donde se unen las placas tectónicas se presenten gran cantidad de sismos. Explica que, por ejemplo, “en Colombia hay unos sitios que se caracterizan porque cada día ocurren entre cinco y 15 sismos”. La mayoría son muy pequeños, pero de vez en cuando pueden ocurrir unos más profundos, que siente la gente. Un ejemplo de estas zonas es el nido sísmico de Bucaramanga y, justamente, la Mesa de los Santos.
En constante actividad Con respecto a la actividad de los volcanes, Calvache explica que se trata de la dinámica normal de la corteza terrestre. Las erupciones o el aumento de la actividad volcánica no es inusual, incluso los expertos, a partir del historial de las erupciones, pueden predecir más o menos su periodicidad. En el caso específico del volcán Nevado del Ruiz, Calvache aclara que no es un fenómeno nuevo, pues se viene presentando en varios años. “Es como un paciente con diabetes. Se sabe que tiene la enfermedad, pero a veces se hacen notorios unos síntomas más que otros. Sabemos de la actividad del Ruiz, en este momento, tiene una columna de vapor y de ceniza. Por esto, si el viento es muy fuerte, en esa dirección posiblemente caerá ceniza”.
¿Por qué la gente cree que hay más temblores? Hay varias explicaciones. Una sugiere que en este estado de crispación las personas tienden a magnificar estos eventos y encontrarles una causalidad con otros catastróficos. Recientemente, un estudio explica que el confinamiento aumenta la capacidad humana para detectar terremotos. Esto se debe a la reducción del ruido y de la actividad. Ante un ambiente tranquilo sin el movimiento de los carros, es más fácil percibir estos fenómenos.