En su testamento, Bin Laden pide que, de los 29 millones de dólares depositados en Sudán, 2 por ciento sea repartido entre dos socios suyos. A sus familiares les deja otra pequeña porción. Luego exige que “todo el dinero que me queda” lo gasten “en la yihad y por Alá”.

Estados Unidos, según una teoría expuesta en un documento, intencionalmente debilita el dólar para su propio beneficio. Acusa a la Casa Blanca de “hacer volar casas enteras con sus habitantes, todo en nombre de una guerra contra el islam”. En una carta dirigida “al pueblo estadounidense” pide apoyar a Barack Obama para combatir la “catástrofe” del cambio climático y “salvar a la humanidad”. La primera tanda: en mayo de 2015, 103 documentos ya habían salido a la luz: libros en inglés, artículos y manuales de software, además de un formulario que debía llenar quien quería hacer parte de Al Qaeda.