Claudia Ortiz fue una verdadera papa caliente para el gobierno en los primeros meses de gestión. Primero la nombraron directora de la Unidad de Protección de Víctimas, pero debieron descartarla cuando estaba a punto de posesionarse debido a los ataques en sus redes sociales contra integrantes del partido Farc, contra el Polo y personas afines al gobierno de Juan Manuel Santos.A principios de octubre sonó para dirigir la Agencia de Desarrollo Rural (ADR), pero también recibió críticas porque no tenía maestría como lo exigía el cargo y tampoco la experiencia necesaria. Ante las críticas, actualizó su hoja de vida con aspectos que la ayudaban a encajar mejor. El principal, la experiencia en una asociación de pequeños productores de panela y miel, desde 2016 hasta mediados de 2018.Con esta nueva hoja de vida, parecía un hecho que Ortiz sería la nueva directora de la ADR. Sin embargo, un mes y medio después aún no ha llegado a ocupar el cargo, lo que tiene a la ADR en interinidad. Según empleados de la agencia, los procesos permanecen detenidos por la falta de funcionarios directivos, pues cuando Juan Pablo Díaz-Granados renunció a la dirección, también lo hicieron tres jefes más. Esos puestos permanecen vacantes y, aunque el viceministro de Agricultura, Javier Pérez, está a cargo de la dirección, no le queda tiempo para dar línea.Ahora el problema no es solo la controversia que generó el nombramiento de Ortiz, sino que los procesos de desarrollo agropecuario y rural, tan importantes para el país no avanzan porque no hay una cabeza al frente de la agencia.