El 16 de julio de 2003 (Nueva Jersey, Estados Unidos), Celia Cruz paralizó al mundo de la música latina por cuenta de su muerte, que se produjo por un cáncer contra el que luchó por varios años. Dos décadas después, sus seguidores la recuerdan por su inigualable voz, su energía, humildad, llamativos vestidos, pelucas y su inconfundible grito: “¡Azúcar!”.
Tras 20 años de su desaparición, sus seguidores mantienen intactos los recuerdos de su música y toda la historia que la rodeó y la convirtió en la reina de la salsa. Celia Caridad Cruz y Alfonso (La Habana, Cuba; 21 de octubre de 1925), se convirtió en una estrella de la isla.
Fidel Castro le confesó que estando en la Sierra Maestra escuchaba sus canciones, pero con el triunfo de la revolución todo cambió. Castro no permitía la libertad de expresión y Celia dejó la isla con su Sonora Matancera en 1959, sin saber que jamás volvería a su tierra.
En 1961 quiso regresar para el entierro de su madre, pero el régimen nunca le perdonó el haberse ido y firmar contratos en el exterior.
Por esa razón, jamás volvió a su país y Estados Unidos la acogió, de paso se convirtió en uno de los símbolos de los cubanos en el exilio
Una mujer negra y de origen humilde, se abrió paso y se impuso en un género dominado por hombres, que la querían y respetaban. Sin duda, Celia Cruz dejó un legado musical que seguirá siendo recordado por décadas.