Muchos han dicho que se trata del inicio de la Tercera Guerra Mundial, y otros han pensado que tramas cinematográficas al estilo de Chinatown, Mad Max o cualquier universo posapocalíptico se pueden hacer realidad. Sin embargo, las posiciones de los expertos sugieren que el tema debe abordarse con calma. Por un lado están los que ven la medida como un paso para mejorar la gestión del recurso; y, por otro, aquellos que opinan que se trata de una estrategia para privatizar algo que nos pertenece a todos.

¿Cuál es el negocio?

El miedo a la escasez de agua en California llevó a este estado a crear un índice (Nasdaq Veles California Water Index) para negociar los futuros del líquido en Wall Street. En este caso, las transacciones bursátiles solo son válidas en California y lo que se negocia no es la propiedad del agua, sino los derechos de su uso. Esto se da porque en Estados Unidos algunas personas poseen esos derechos, a diferencia de países como el nuestro, donde los otorga el Estado por concesión. Lo cierto es que, a partir de ahora, el precio del agua empezará a fluctuar, tal como lo hace el del petróleo, y quien compre un título podrá disponer de cierta cantidad para usarla en actividades industriales o agrícolas, o como activo financiero.

Racionalizar el uso del agua

Algunos expertos consideran que no se trata de abrir una puerta a la especulación o la privatización, y aseguran que permite darle un valor económico a algo que solemos malgastar. Brigitte Baptiste, bióloga y rectora de la EAN, cree que esto no afectará los costos de los servicios públicos, pues solo se trata de “un mecanismo para denotar el valor potencial del agua futura y que ayuda a generar más conciencia sobre los usos no fundamentales”. Para Baptiste, algunas actividades como la agricultura están acostumbradas a desperdiciar mucha agua y pagar poco.

Lo mismo piensa César Garay, estructurador del Instituto Javeriano del Agua, quien dice que “nos están dando una herramienta para ser más conscientes sobre lo que es el agua, porque la estamos valorando en un lenguaje que todos entendemos, el del signo pesos”. Algunos expertos sostienen que el consumo de agua es exagerado porque nunca nos cobran el costo marginal, pero también señalan que el éxito de esta estrategia se basa en el control del Estado sobre el acceso al recurso de los menos favorecidos cuando crezca la competencia.

Los Peligros

Por otra parte, esta iniciativa podría traer riesgos como la especulación financiera, que en muchos casos ha originado crisis, como la del sector inmobiliario en Estados Unidos en 2008. Según César Ferrari, doctor en Economía de la Universidad de Boston, se trata de un despropósito que terminará por dejar el agua en manos de unos oligopolios que luego la venderán a mayores precios. “En países como Chile, se vendió el agua y las grandes mineras compraron los derechos; a los campesinos que no tenían suficiente dinero para competir los dejaron sin agua. Se trata de un absurdo, es como si a futuro vendieran derechos sobre la atmósfera o sobre el clima”. Para él, existen modelos de cooperación comprobados que permiten manejar mejor el recurso entre todos los actores.

Y Colombia… ¿Qué?

Como se indicó anteriormente, en el país los derechos del agua pertenecen a la autoridad ambiental, por lo que impulsar un proyecto de estos tomaría mucho tiempo. Sin embargo, hay que decir que en nuestro territorio ya se presentan casos graves de desabastecimiento y que finalmente los precios del líquido en California terminarán siendo un referente para todo el mundo. 391 municipios son susceptibles de desabastecimiento en el país, según el Estudio Nacional del Agua del Ideam.

Los vacíos e interrogantes

Si bien el mecanismo podría ayudar a hacer una mejor gestión del agua y en el largo plazo generaría programas para la preservación de cuencas, páramos y nacimientos de agua, lo cierto es que todavía no está claro si este mercado de futuros tendrá unas reglas especiales que eviten la especulación. Cabe recordar que al convertirse el agua en un activo financiero, existe la posibilidad de que grandes inversionistas de cualquier parte del mundo terminen encareciendo el costo del líquido para los ciudadanos de California.