La educación sexual a lo largo de la historia ha sido considerada un tabú para la sociedad, generando un desconocimiento sobre el tema que ha resultado en diversas situaciones que han afectado a niños, adolescentes y adultos, pero en especial a las mujeres, debido a que, según diversos grupos feministas, a estas se les ha cohibido de explorar su sexualidad a raíz de imaginarios que se originan desde la misoginia y el machismo.

En consecuencia, con el paso de los años y el auge del movimiento feminista al rededor del mundo, numerosos grupos de mujeres y personas LGBTIQ+ han levantado su voz para exigir mejores planes de educación sexual e incluso han ideado estrategias comunicativas para jóvenes, con el fin de enseñar sobre educación sexual.

Uno de estos es el colectivo feminista denominado ‘Las Mijas’, que nació en 2019 principalmente como una estrategia comunicación digital que gracias al acogimiento que recibió con sus dinámicas en redes sociales, evolucionó como un colectivo feminista con un proyecto de educomunicación para la difusión para la promoción y prevención en derechos sexuales y reproductivos en la ciudad de Cúcuta, que luego se expandió a diferentes territorios, como Madrid, Cundinamarca.

Con sus iniciativas, han logrado impactar más de mil personas entre jóvenes y adultos al rededor del territorio nacional, en acciones sin ánimo de lucro, con el apoyo de fundaciones y ONG de cada región, como Punto D, una plataforma juvenil para la prevención de embarazo adolescente, logrando así llegar a dichas zonas con dinámicas adaptadas a las necesidades de cada población.

“Lo más importante que hemos logrado, ha sido poder impactar la vida de tantos adolescentes, puesto que debido a diferentes contextos, muchos no habían podido acceder a esa información para poder tener una vida sexual sana y segura, de hecho muchas mujeres no hubieran podido acceder a la interrupción voluntaria del embarazo legal y segura, recurriendo a lugares inseguros que ponen riesgo sus vidas”, señaló Valeria Polo, cofundadora de la colectiva.

“La educación sexual debe ser un trabajo mancomunado con los padres porque sus hijas también abortan, el aborto es una realidad y hoy en día un derecho, Colombia despenalizó el aborto totalmente hasta la semana 24 sin necesidad de las causales que estaban establecidas en la sentencia C-355 y debemos seguir avanzando en derechos, no retroceder”, continúo explicando la activista.

Sin embargo, muchas personas aún continúan negándose a dicha evolución con respecto a los derechos de las mujeres y afirman que procedimientos como el aborto, constituyen un crimen, denominándose así mismos como “providas”, a pesar de que este no esté tipificado como tal en Colombia.

Según las jóvenes que integran la colectividad, es importante comenzar a llamar las cosas por su nombre, para evitar que se sigan reproduciendo más mitos y tabúes al rededor de algo que es inherente al ser humano como lo es la sexualidad, puesto que es importante tener información para poder decidir de forma responsable, evitando así situaciones que pueden afectar de manera permanente la vida.

¿Cuál sería el impacto de la pandemia?

Acerca del posible impacto de la pandemia de la covid-19 en el embarazo adolescente en la región, destaca que no solo está el aumento de contagios, sino también los costos adicionales para los países.

“Pero esta situación puede cambiar si los países incorporan políticas adecuadas”, dice el documento, por lo que UNFPA “promueve un abordaje integral que combine diferentes intervenciones, como remover barreras legales de acceso a servicios de salud sexual y reproductiva amigables con la adolescencia”.

También apoya iniciativas como la ampliación de la cobertura, poner a disposición métodos anticonceptivos modernos y reforzar el uso y difusión de métodos anticonceptivos de larga duración.