La semana pasada los londinenses fueron sorprendidos por seis burros cargados de café que caminaban por sus calles. Esta fue la forma como Oxfam, una organización no gubernamental que lucha desde hace 60 años contra la pobreza mundial y otras causas humanitarias, llamó la atención de los medios sobre un informe titulado Muggets, miseria en su taza de café. En este documento Oxfam denuncia que 25 millones de productores de esta planta en todo el mundo pueden quedar en la ruina por el inequitativo precio que reciben por sus cosechas. Según esta organización, de los 60.000 millones de dólares que mueve este mercado al año sólo el 10 por ciento les llega a los países cultivadores. Esto se debe a que a un campesino le pagan 24 centavos de dólar por una libra de café mientras que una taza del producto final se vende en 3,60 dólares. Hay una diferencia del 1.500 por ciento entre los dos valores. Oxfam propone que se haga una conferencia mundial para discutir el tema en septiembre del año entrante y que, mientras tanto, los gobiernos y las cuatro empresas que dominan la comercialización aporten 100 millones de dólares para destruir cinco millones de sacos de café de menor calidad, de 60 kilogramos cada uno, que están almacenados. Esta medida ayudaría a incrementar los precios.