SEMANA: Por la amputación de su pierna, usted escribió: “Ese día conocí realmente el significado de la palabra aceptación”. ¿Qué significa esa palabra?

Daniella Álvarez: Lo es todo. Es la evolución de pararme y seguir adelante. Fue la única manera de enfrentar las circunstancias y dejar todo lo negativo atrás. Nos sana, nos cura, nos quita el peso de encima, y ha sido una de las cosas más valiosas que aprendí durante todo este proceso. Esa frase la escribí precisamente cuando cumplí un año de mi amputación, un día bastante nostálgico para mí.

SEMANA: ¿Qué siente una persona cuando sabe que perderá una extremidad?

D.A.: Cuando hay una noticia tan difícil, lo primero en lo que caemos es en la negación. Cuando vi que no había otra solución, entré en llanto. Eso es parte de la negación. Llevaba tres horas llorando, dije que tenía que hacer un stop, porque yo soy fiel creyente en Dios y confío en que Él tiene los mejores planes para mi vida. Salgo de la cirugía y no solamente no tengo mi pie, sino que habían quitado una parte de mi pierna, porque encontraron que en el músculo de mi gemelo tampoco había sangre. Puse en práctica esa fe rotunda que tengo en Dios y en la Virgen.

SEMANA: ¿Cuál fue su motivo para seguir adelante?

D.A.: Mi familia. Veía a mi mamá, creo que lo que más me motivó a salir adelante era ella, porque era la única persona que podía estar conmigo. Ver esa fuerza que ella me daba, esa familia entera rezando por mí fue un gran motor.

SEMANA: ¿Cómo es afrontar el día después de la cirugía?

D.A.: Es duro llegar a casa y no llegar de pie. Mi mamá había hecho una reestructuración en las puertas de la casa para que yo pudiera entrar en todas. Para mí no fue tan duro, como seguramente para otras personas sí lo es. Porque Colombia entera hizo una labor tan bonita conmigo, llegar a mi casa y ver mil flores, mil regalos, mil mensajes, cartas, y eso, de alguna manera, atenuaba el golpe.

SEMANA: Todos los seres humanos tienen altibajos hasta en condiciones normales. ¿Los ha tenido?

D.A.: En los primeros seis meses me inyectaron una especie de morfina, y esto me causó adicción. Además, pregabalina; uno de sus efectos es la ansiedad y depresión, y todo era así. Viví por seis meses esa horrible sensación. Yo creo que hoy puedo entender a la gente que sufre de depresión y ansiedad. Era como una montaña rusa; a veces estaba bien, a veces estaba mal, de repente lloraba, estaba triste. Dejé las pastillas, volví a ser Daniella y no lo he vuelto a padecer.

SEMANA: ¿En algún momento se le pasó por la cabeza renunciar a la vida?

D.A.: Nunca, gracias a Dios. Yo tenía esas ganas de vivir y sabía que iba a parar, que la razón eran los medicamentos.

Daniella Álvarez baila con su prótesis. | Foto: Foto: Instagram @danielaalvareztv

SEMANA: ¿Qué siente un ser humano cuando se tiene que privar de las actividades que antes realizaba?

D.A.: Desde el colegio le daba gracias a Dios al salir de clase de atletismo o de voleibol. Luego, a mis 33 años, la vida me quitó media pierna. Pero la manera en la que yo lo veo es como decir “Gracias, Dios, porque me permitiste 32 años de mi vida usar mis piernas al máximo”, porque saltaba, bailaba, montaba patines, corría; y a los 33 ya no la tengo, pero vienen nuevas metas, retos y propósitos para mí.

SEMANA: Y ahora practica yoga, baila, presenta…

D.A.: Eso es un proceso de construcción. Desde los 11 años leía libros de superación personal. Y todos estos libros te ayudan a inflar esas llantas de las que hablo, que son el amor, la confianza, el autovalor, muchas cosas que son importantes de tener.

SEMANA: Usted se ha convertido en ejemplo de superación para muchos. ¿Le ha surgido el interés de ayudar a otras personas mediante su experiencia?

D.A.: Tengo dos proyectos. El primero es mi fundación, que está próxima a salir; a través de ella voy a entregar prótesis a personas que las necesitan. Y, segundo, el libro, que también forma parte de mi proyecto. Espero tenerlo listo el próximo año y contar mis experiencias para que las personas puedan saber que hay procesos dolorosos, pero que se puede seguir.

SEMANA: ¿Algún sueño no cumplido?

D.A.: No, yo he cumplido todos mis sueños. He hecho todo lo que he podido, querido; incluso, alcancé a esquiar antes de ser amputada. Siempre he querido ser mamá, por ejemplo, y es algo que esta situación no me impide y que seguramente vendrá en algún momento.

SEMANA: ¿Momento cercano o lejano?

D.A.: No, eso será cuando Dios quiera, pero yo creo que no pasa de tres años.