SEMANA: ¿Cómo llegó a Londres?ANDRÉS OROZCO: Hace dos años me ofrecieron una gira. Luego me preguntaron si quería ser ‘director invitado principal’. Arrancaré oficialmente en 2015, pero acabo de debutar con obras de Kodály, Grieg y Dvorák.SEMANA: A sus 36 años, su carrera es impresionante y la crítica y el público lo aclaman. ¿Le gusta que lo comparen con la estrella venezolana Gustavo Dudamel?A. O.: Somos diferentes, pero a la vez somos contemporáneos y compartimos juventud, carisma y seriedad. Él me parece admirable, pues ha hecho que la gente le pierda el temor a la música clásica. Y así ha desmitificado el arte. Para ser un maestro ya no hay que tener el pelo blanco y ser viejo. Por el contrario, el criterio es: ¡quien tiene talento y trabaja fuerte recibe una oportunidad!SEMANA: Usted hizo su carrera a pulso porque en Colombia no recibió mucho apoyo. ¿Hoy la situación sería distinta?A. O.: Que te invitaran a dirigir era muy difícil. Primero tocaba tener éxito fuera del país para recibir una oportunidad. Hoy hay mecanismos de apoyo como el sistema Batuta, que ya es un modelo global, o la Filarmónica Joven, que está creciendo y tiene mucho nivel.SEMANA: ¿Cómo se refleja Colombia en su arte?A. O.: Dirigir es como la matemática: exige un talento más allá de tu proveniencia. Pero haber nacido en Medellín sí influye, pues también soy un artista y debo expresarme. Soy espontáneo, tengo humor y sé cómo acercarme a la gente. Me fui del país a los 19 años y he podido combinar mi esencia con lo que he aprendido afuera: disciplina y estructura.SEMANA: ¿Se puede hacer política desde la música?A. O.: En su sentido profundo, la política es el deber de crear mejores condiciones para el humano. Y mi meta es hacer eso con música. Yo tengo una función política, pues doy ejemplo y creo consciencia.SEMANA: ¿Cómo transmite un mensaje?A. O.: En la música no es tan evidente como en las artes plásticas. Pero la realidad colombiana me afecta y me hace tomar decisiones, por ejemplo, sobre los programas de mis conciertos. Elijo obras positivas. Los colombianos necesitan escuchar más Beethoven.., cuya su Novena Sinfonía hace trascender al ser humano. Berlioz permite entender el amor y Rossini tiene un mensaje de esperanza. En Colombia, mis programas tienen una intención.