El terremoto de magnitud 6,2 en la escala de Richter que el martes arrasó la localidad de Amatrice tiene a Italia de luto. El movimiento telúrico dejó más de 278 muertos y decenas de edificios y casas en ruinas. El gran desafío del gobierno del primer ministro, Matteo Renzi, será no repetir los errores del terremoto de L’Aquila de 2009, cuyas víctimas siguen hacinadas en viviendas temporales.