Un tibetano de 27 años se inmoló el pasado lunes en Nueva Delhi, India, en protesta por la visita del presidente chino Hu Jintao a ese país. El joven es el trigésimo primer caso, en un año, de manifestantes que mueren consumidos por el fuego. El fenómeno se está multiplicando para exigir el retorno al Tíbet del Dalai Lama, su líder espiritual y político. También buscan el respeto por la cultura y el idioma tibetanos, socavados por la presencia de los chinos de la etnia Han desde que tropas de ese país ocuparon la provincia en 1959.
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