La economía de Colombia es una de las más importantes y dinámicas de América Latina, consolidándose como la cuarta más grande de la región por su PIB, después de Brasil, México y Argentina, según el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. A pesar de las dificultades recientes, la pandemia del covid-19 y la volatilidad del entorno internacional, el país ha mostrado una capacidad de recuperación y perspectivas favorables a mediano y largo plazo.
“Colombia ha sido reconocida como una de las economías más estables y sólidas de América Latina en el último siglo. Esta estabilidad se refleja en su notable desempeño durante el siglo XXI, con un crecimiento promedio anual del 3,8 por ciento, superando ampliamente el promedio regional del 2,3 por ciento. Además, Colombia ha presentado solo cuatro contracciones económicas desde principios del siglo pasado, un contraste marcado con las 36 de Argentina y las 32 de Venezuela. Otra muestra de su solidez es que no ha experimentado hiperinflación ni ha incurrido en un impago de su deuda soberana, incluso en periodos críticos como la década de los ochenta”, explicó César Pabón, director de Investigaciones Económicas de Corficolombiana.
Sin embargo, la perspectiva económica reciente para Colombia no es tan optimista. Se proyecta que el crecimiento económico será de solo un 1 por ciento en 2023 y 2024, comparado con el promedio regional de 2,1 por ciento. “Esta desaceleración se debe a un ajuste macroeconómico caracterizado por altas tasas de interés y un ambiente de incertidumbre”, sostuvo Pabón. El fenómeno más preocupante es la caída de la inversión, que se redujo aproximadamente 25 por ciento en 2023. En contraste con otros países de la región como Brasil, México, Perú y Chile; Colombia es la única economía cuya inversión no ha recuperado los niveles previos a la pandemia. “Dos tercios de esta caída se atribuyen a la incertidumbre política, que ha desincentivado la inversión. Esto es desafortunado, ya que por primera vez en décadas, los vientos externos son favorables para la región”, comentó Pabón.
Los precios de las materias primas se mantienen altos, lo que impulsa las exportaciones. Estados Unidos y China, los principales socios comerciales de Colombia, continúan mostrando un crecimiento resiliente. La discordia entre estas dos potencias presenta oportunidades de inversión en América Latina, especialmente en el sector del nearshoring. “Además, América Latina se destaca por estar relativamente libre de conflictos geopolíticos y por ser rica en recursos esenciales para la transición energética, como el cobre y el litio”, añadió Pabón.
Empresas que crean oportunidades para el país
Fortaleza institucional
En una región históricamente caracterizada por grandes vaivenes económicos, Colombia se destaca por su estabilidad y crecimiento continuo, advirtió Fernando Giuliano, economista sénior del Banco Mundial. “Es la economía de la región que menos recesiones ha sufrido desde mediados del siglo XX, con apenas una en 1999 y otra en 2020, debido a la pandemia mundial de covid-19. Desde 1960, el crecimiento del PIB per cápita ha sido de un promedio del 2,1 por ciento, superando el promedio de América Latina y el Caribe, que es del 1,7 por ciento. Este crecimiento sostenido se debe a un manejo prudente de la política macroeconómica, sustentado en un marco institucional robusto”, agregó Giuliano.
Según el experto, la solidez de la economía colombiana se basa en tres pilares fundamentales: un tipo de cambio flexible, un esquema de metas de inflación moderno y un marco fiscal basado en reglas. Estas políticas han permitido que Colombia mantenga un entorno económico estable y atractivo para la inversión, resistiendo las fluctuaciones económicas globales. Si nos vamos a la última década, Colombia experimentó un crecimiento económico del 3,7 por ciento, superando con creces el promedio de la región, que fue del 1,9 por ciento. Sin embargo, recientemente, la perspectiva económica para el país no es tan alentadora. Mientras que el crecimiento de América Latina y el Caribe se estima en 2,1 por ciento para 2023 y 2024, el de Colombia se proyecta en solo 1 por ciento.
“El desempleo es uno de los principales retos económicos del país. En los últimos años, la tasa de desempleo en Colombia se ha mantenido en 10,2 por ciento, significativamente más alta que el promedio regional del 7,5 por ciento. Este desafío requiere una estrategia eficaz de creación de empleo y producción. Además, la alta informalidad, que afecta a cerca del 60 por ciento de los trabajadores, no solo genera problemas de bienestar social, sino que también contribuye a la baja productividad del país”, sostuvo Pabón.
En lo que va del siglo, la inflación ha estado relativamente controlada gracias a la implementación del esquema de inflación objetivo. Entre 2010 y 2019, se mantuvo en un promedio cercano al 3,7 por ciento, dentro del rango meta del 2 al 4 por ciento, y muy alineada con el promedio regional del 3,8 por ciento. “El periodo posterior a la pandemia ha visto un aumento generalizado en todos los países de la región debido a problemas de comercio internacional. Colombia ha tardado más en converger a niveles de inflación más cercanos a su meta, manteniéndose por encima del 7 por ciento, mientras que en México es del 5,0 por ciento, en Perú del 2,3 por ciento, y en Brasil y Chile del 4,2 por ciento”, enfatizó el experto de Corficolombiana.
Este retraso en la convergencia inflacionaria ha llevado a que las tasas de interés en Colombia disminuyan más lentamente en comparación con otros países de la región. Actualmente, la tasa de interés del Banco de la República se encuentra en 11,25 por ciento, mientras que en Perú y Chile es del 5,75 por ciento. Este escenario implica mayores costos financieros y una presión adicional sobre la economía colombiana.
“Uno de los temas más apremiantes es la situación fiscal, que genera incertidumbre en la región. El incremento del gasto público debido a la pandemia ha sido difícil de revertir, con rigideces presupuestarias y crecientes demandas sociales. Colombia, junto con México y Brasil, enfrenta altos niveles de deuda y la necesidad urgente de implementar reformas tributarias para aumentar los ingresos o llevar a cabo recortes significativos. En Brasil, por ejemplo, se estima un déficit cercano al 7,1 por ciento del PIB este año, en Colombia del 5,6 por ciento, y en México del 5 por ciento”, estimó Pabón.
Para Andrea Ríos Serna, jefe de Estudios Macroeconómicos de Anif, Colombia ha experimentado una corrección más lenta en comparación con otros países de la región. En junio, la inflación en Chile, México y Brasil se acercó al 4 por ciento, mientras que en Colombia se mantuvo por encima del 7 por ciento. “Para finales de año, se espera que la inflación cierre en 5.6 por ciento, aun por encima de los niveles esperados en los otros países, que estarían más cerca del 4 por ciento”, explicó Ríos.
Esta discrepancia indica que Colombia ha tenido una corrección inflacionaria más lenta y una recuperación económica más gradual. A medida que la inflación continúe disminuyendo y el Banco de la República reduzca las tasas de interés, se espera que el crecimiento económico también se acelere y nos ubiquemos mejor en la región. Ríos estimó un crecimiento del PIB del 1,7 por ciento para 2024, el más bajo entre las cuatro economías mencionadas. “A pesar de esto, el crecimiento de Colombia representa una recuperación significativa frente al año pasado. Se espera que en los próximos años el país recupere una senda de crecimiento más cercana al 3 por ciento, reafirmando su posición en la región”, detalló.
Maximizar las ventajas
A pesar de su crecimiento continuo, el desempeño económico de Colombia ha sido insuficiente para cerrar las brechas de desarrollo tanto internas como con respecto al resto del mundo. “Mientras que otras economías emergentes han reducido su brecha de ingreso con Estados Unidos, Colombia se ha mantenido igual en términos relativos desde finales de los noventa. Actualmente, un colombiano promedio consume solo el 11 por ciento de los bienes y servicios que disfruta un estadounidense promedio”, afirmó el experto del Banco Mundial.
“Desde el Grupo BID, consideramos clave que la economía colombiana crezca en el rango del 3% al 4% anual, lo cual solo será posible si se aumentan consistentemente los niveles de productividad de la economía, al menos entre 0.6% y 1%, como lo señala el Plan Nacional de Desarrollo (2022-2026)”, afirma Ramiro López-Ghio, representante del Grupo BID en Colombia.
La productividad es un gran desafío para el país, considerando que en los últimos 20 años, su aporte al crecimiento económico ha sido nulo o incluso negativo, como ocurrió en 2023 (-1%).
Para mejorar la productividad nacional, es necesario promover un entorno empresarial más propicio, mejorar los fundamentos macroeconómicos, fiscales e institucionales, e invertir en educación y formación profesional, opina López-Ghio. “Además, se debe avanzar hacia el desarrollo y la inversión en habilidades relacionadas con la automatización y la IA, mejorar la infraestructura de transporte y telecomunicaciones, y aprovechar el proceso de regionalización de las cadenas globales de valor para incrementar la productividad y la competitividad del país”, concluye.
El proceso de crecimiento colombiano también ha perpetuado desigualdades territoriales significativas que restringen la convergencia económica y de bienestar. “Por ejemplo, el PIB per cápita de Vichada apenas alcanza el nivel de los países en el 22 por ciento más bajo de la distribución del ingreso mundial, mientras que el de Bogotá es casi seis veces más alto y se compara con el de Chile o Bulgaria”, señaló Giuliano.
Para acelerar su crecimiento económico es crucial que Colombia mejore su productividad, es decir, la eficiencia con la que el trabajo y el capital se combinan para producir más y mejores bienes y servicios. Incrementar la productividad le permitirá al país no solo cerrar las brechas internas de desarrollo, sino también competir de manera más efectiva a nivel global, asegurando un crecimiento económico más inclusivo y sostenible.
El país también tiene ventajas únicas para atraer inversión en la región. Su ubicación estratégica como bisagra entre Suramérica y Norteamérica, sumada a más de 18 tratados de libre comercio le permiten acceder a millones de consumidores. “Para maximizar estas ventajas, es fundamental una agenda enfocada en impulsar el crecimiento en sectores críticos de la economía. La clave está en generar certidumbre, seguridad jurídica y confianza para los inversionistas, asegurando un entorno estable y predecible”, opinó Pabón.