Un total de 2.954 días han pasado desde la más reciente participación de Colombia en una Copa del Mundo Femenina y este largo ayuno, que incluyó la no clasificación al Mundial de Francia en 2019, se romperá cuando las futbolistas tricolor salten al campo de juego en Sidney para enfrentar en su primera presentación a Corea del Sur el próximo 24 de julio. La consigna de las dirigidas por el entrenador Nelson Abadía será poder superar aquella última actuación de 2015 en la que alcanzaron los octavos de final y luego fueron eliminadas a manos de la poderosa selección de Estados Unidos.
Las expectativas son altas a pesar de que el onceno quedó enclaustrado en el grupo H, donde tendrá que vérselas con Alemania (uno de los conjuntos que parte como seguro candidato a llevarse el Mundial), Marruecos (que ha sabido evolucionar en su talento y juego de la mano del director técnico Reynald Pedros) y Corea del Sur (selección asiática que supone siempre un peligro por su fortaleza física y rapidez).
En 2015 solamente había seis futbolistas que jugaban fuera del país: Isabella Echeverri, Melissa Ortiz, Catalina Pérez, Stefany Castaño y Katherin Arias, quienes estaban en el fútbol de Estados Unidos, y Yorelli Rincón, en Italia. Las demás convocadas hacían parte de las ligas de sus departamentos y de clubes que, si bien centraron su tarea en fortalecer el fútbol femenino, no tenían manera de visibilizar su talento debido a que en el país no existía una liga profesional.
Ocho años después, son 12 las profesionales de la lista de 23 convocadas las que juegan en los mejores campeonatos ligueros internacionales. En el ramillete de elegidas para el Mundial de 2023 hay nombres muy destacados como Linda Caicedo, una de las más prometedoras y talentosas futbolistas, parte de la plantilla del Real Madrid, que pagó por ella una suma cercana a los 2,5 millones de euros, y Leicy Santos, una de las ‘veteranas’ en esta evolución que tras ser gran figura de Independiente Santa Fe, ha sabido asentarse desde hace varias temporadas en el Atlético Madrid.
Junto con ellas también se encuentran Mayra Ramírez (delantera del Levante español), Daniela Caracas (defensa en el Espanyol de Barcelona) y Manuela Vanegas (que está en la Real Sociedad), quienes con su experiencia han aglutinado un grupo compacto. Por supuesto que en el listado hay grandes figuras como Daniela Montoya (Atlético Nacional), Catalina Usme (América de Cali), María Camila Reyes (Santa Fe) y Sandra Sepúlveda (Medellín). Ellas, más allá de ser conocidas, han mejorado el nivel de la liga profesional en Colombia, que se creó en 2017.
El avance general de esta disciplina se ha complementado con el subcampeonato de la pasada Copa América y la decisión de la Fifa de otorgarle a la nación la sede para albergar la Copa del Mundo sub 20 femenina que se disputará entre el 5 y el 22 de septiembre de 2024.
La apatía de Abadía
Sin embargo, este tránsito hacia Australia y Nueva Zelanda no ha estado exento de controversia. El entrenador Nelson Abadía ha sido cuestionado por apenas haber incluido en su listado a una jugadora de Independiente Santa Fe, el flamante campeón de la liga local. Y acá aparece el nombre de Liana Salazar, de altísimas prestaciones para su club, pero que por decisión técnica no recibió el llamado mundialista. El técnico defendió su posición en una entrevista que concedió a Win Sports advirtiendo que en ese lugar del campo había muchos nombres para elegir.
No es la primera vez que Abadía está inmerso en la controversia. Otra de las figuras de la liga que acabó de concluir fue Vanessa Córdoba. La arquera, con una dilatada trayectoria en Santa Fe, Albacete de España, Querétaro de México y Cali, defendió con gran éxito la portería de Atlético Nacional en esta campaña. Su buen nivel no resultó lo suficientemente convincente como para torcer la decisión del entrenador, que se decantó por Sandra Sepúlveda como tercera arquera en el Mundial. Esta no es la primera vez que Córdoba –hija del mítico portero Óscar Córdoba– debe ver cómo le bajan el pulgar.
Un caso similar es el de Isabella Echeverri, quien anunció su retiro del fútbol casi al tiempo que se publicaron los 23 nombres de las jugadoras que viajaron al Mundial en tierras oceánicas. Todavía conservaba la ilusión de contar con un lugar en la formación de Abadía, pero nuevamente se quedó a la orilla del camino, al lado de otras profesionales como Natalia Gaitán (que actualmente milita en Tigres de México) y Yorelli Rincón (escogida entre las mejores extranjeras de la liga por su participación con Sampdoria). El motivo de sus ausencias ha sido un secreto a voces durante años: la defensa de los derechos de las futbolistas y sus denuncias frente a comportamientos poco éticos en contra de su gremio por parte de técnicos y dirigentes les habría costado un lugar dentro del seleccionado.
Más allá de tantas versiones alrededor del asunto, Colombia tendrá que demostrar ante el mundo que esta evolución futbolística no es antojadiza ni mucho menos casual; la plantilla elegida tendrá que mostrar su capacidad y luchar por cumplir el deseo de llegar a la final.