Cada año se producen en Colombia 1,4 millones de toneladas de materiales plásticos: empaques, bolsas, pitillos, botellas y cubiertos desechables, que en su mayoría se consideran de uso único y muchas veces terminan contaminando ríos y mares.

Pero más allá del daño ambiental que se genera al no hacer una buena disposición de estos desechos, según cifras del Dane, para 2018 la tasa de reciclaje y reutilización de estos productos era apenas de 11,82 por ciento, un promedio muy bajo.

Ante esta realidad, actualmente se trabaja en el marco de la Ley de Acción Climática, aprobada en el 2021, para alcanzar la meta de reutilizar y reciclar el ciento por ciento de estos plásticos para 2030.

José Herminsul Mina Hernández, doctor en Ingeniería de Materiales y profesor titular de la Escuela de Ingeniería de la Universidad del Valle, señala que es preciso generar estrategias que permitan una paulatina reducción de la producción de nuevos plásticos sin generar traumatismos.

“Esta industria mueve una parte importante de la economía del país porque agrupa empresas productoras, comercializadoras, distribuidoras, transformadoras y recicladoras, entre otras, con un número importante de empleos que no se pueden abolir de buenas a primeras solamente emitiendo resoluciones, leyes o normas”.

El camino, explica, es articular diferentes campos del conocimiento para buscar soluciones. “La academia debe constituirse en un actor dinámico en los temas de sostenibilidad y cuidado del medioambiente, apoyando al Estado con el planteamiento de proyectos de investigación inter, multi y transdisciplinar relacionados con el diagnóstico de las necesidades del sector plástico, el aprovechamiento de residuos, sostenibilidad y economía, que permitan llegar a soluciones integrales y amoldadas a la realidad colombiana”.

Juliana Rincón, directora ejecutiva de Recicla Latam, señala que “el 78 por ciento de los colombianos no recicla porque hace falta información. Se necesita una misma estrategia de comunicación y una articulación de todos los actores de la cadena para que demos los mismos mensajes, que evidencien el rol de cada uno; que se entienda por qué es importante reciclar, los beneficios que genera no solo ambientales sino sociales y económicos”.

La Ley de Responsabilidad Extendida del Productor de Plástico contribuirá a fomentar la cultura del reciclaje. “Sin embargo, necesitamos que sea más ambiciosa para asegurar que el ciento por ciento de los materiales plásticos que salen al mercado vuelvan a la cadena de reciclaje”, precisa.

El plástico no es el problema

Recientemente se realizó en Alemania la Feria K, uno de los encuentros más importantes de la industria del plástico en el mundo. 200 mil expositores y visitantes participaron de este evento en el que se evidenció cómo el plástico reciclado se transforma en productos funcionales, que fortalecen la economía circular.

“No es el plástico lo que está mal, es el uso que le hemos dado. Creemos que tanto reducir como reutilizar y reciclar son muy importantes, pero si logras permear esta “regla” en la consciencia de tu entorno primario, has dado el primer gran paso para el cambio”, compartió Paola Ayala, líder de Gestión de Proyectos Internos de Solutions Group S.A.S., una de las firmas que participó en la Feria.

En su caso, por ejemplo, para la fabricación de envases de helados utilizan material POPA (Pop of Purchase Advertising) que contiene resinas plásticas; aplican tecnología de punta como la Inyección de Pared Delgada (SIPD) para reducir el consumo de resinas en un 30 por ciento, lo que se traduce en un menor consumo de commodities. “Con esta tecnología logramos que la etiqueta de los envases, que está fabricada en polipropileno, vaya embebida en el empaque, permitiendo que el producto sea reciclable en su totalidad y no requiera de ningún tipo de separación. Lo que hace que las personas que se dedican a este oficio puedan optimizarlo”, concluye Ayala.