Escribir sobre este paraíso llamado Colombia, donde las balas, el dolor y la desesperanza se volvieron parte del paisaje, es de lo que se ha encargado durante las últimas tres décadas la periodista y escritora Patricia Nieto. Crónicas del paraíso es una recopilación de los libros Llanto en el paraíso y Los escogidos, publicados por ella hace más de diez años, junto con crónicas que vieron la luz en diferentes medios de comunicación. Todas guardan un rasgo común: relatan las vidas de quienes se convirtieron en un número más en medio del todos contra todos y de quienes viven en lugares olvidados, donde la lluvia borra los rastros de sangre, pero la memoria carga con los recuerdos, como el de Carmen, cuando balearon a su hijo mientras estaba del lado de los ‘buenos’. Un libro donde las voces resuenan como un grito desesperado en un país que clama por la reconciliación.

Angie Barbosa

Poco antes de que el país fuera reconocido como el principal fabricante y exportador de cocaína, el boom de la marihuana estalló en la Guajira y la Sierra Nevada de Santa Marta. Su cultivo y comercialización le permitió a Colombia satisfacer la creciente demanda de hierba por parte de Estados Unidos y familiarizarse con los enormes flujos de dinero que aún deja la droga. En esta rigurosa investigación, la periodista y académica Lina Britto explora los orígenes y factores que permitieron el florecimiento de este mercado, así como su posterior declive. Dos elementos –entre muchos– para destacar: el hecho de que la autora deje sin piso el lugar común de que el auge de las economías ilícitas suele darse siempre por la ausencia del Estado (al contrario: Britto muestra cómo los primeros contrabandistas se aprovecharon de muchas vías legales, como la exportación de café o la propia infraestructura estatal), y la fuerte influencia del periodismo, que aleja al libro de los círculos académicos y lo pone al alcance de cualquier lector.

Martín Franco Vélez

Un precinto de papel advierte, bajo decreto, que quien lo rompa estará cometiendo un crimen con pena de cinco años. Un sello interno agrega una disposición militar bajo el delito de sabotaje. Cincuenta bombas de napalm, un tipo de gasolina espesa y viscosa, fueron arrojadas por la Fuerza Aérea Colombiana bajo la orden del presidente Gustavo Rojas Pinilla sobre las montañas del Sumapaz. Una circular del gobierno indicaba: “A partir de hoy, hasta nueva orden, todo el oriente del Tolima quedó comprendido en la zona de operaciones militares”. Se calcula que hubo cerca de 100.000 desplazados, cientos de muertos y un sinnúmero de desaparecidos. Pese a lo escandaloso de los hechos, todo fue secreto. Este libro, publicado a manera de periódico con el resguardo de una carpeta, es una reconstrucción de la historia censurada por el gobierno sobre la confrontación entre el Ejército y las guerrillas que precedieron a las actuales Farc. Un documento con imágenes de archivos y del profuso trabajo fotográfico de Stephen Ferry que nos recalca la importancia de la libertad de prensa como condición fundamental para un país en paz. Al final del libro, el joven reportero de El Espectador, Gabriel García Márquez, testigo de su época, escribió que no fue posible conseguir más noticias debido a la censura. Un hito fundamental, casi desconocido, en la historia del conflicto armado de Colombia.

Óscar Hemberth Moreno

“Dar la palabra para permitirnos entender algo que ha sido malentendido”. Así se refirió el periodista y escritor argentino Martín Caparros a este ejercicio que hace Juan Miguel Álvarez de una realidad que lo inquieta y lo mueve: la del conflicto armado colombiano; de la que hoy aún se conocen más datos “relativos” que verdades. Y resulta una afirmación que, más que acertada, invita a reflexionar sobre el equívoco en el que aún viven millones de colombianos, por otras millones de razones, entre ellas, lo dolorosa que resulta la reconstrucción del relato de esta guerra, en la que al menos del 78 por ciento de las víctimas mortales “fueron personas que no se imaginaban matando a nadie, que de ninguna forma estaban haciendo la guerra”; y que, a juzgar por el reporte de masacres registradas en los últimos años, es un capítulo de la historia de Colombia que muchos se niegan a cerrar.

Martha Uribe Jaramillo

La historia del poder en Colombia es la de unas pocas familias cuyos miembros han esperado —con mayor o menor suerte— el momento de ejercerlo. Es también una historia de exclusión, de puertas cerradas para la izquierda –con algunas ventanas entreabiertas hubo quienes supieron aprovecharlas y otros intentaron clausurarlas para siempre–. En el rompecabezas que es este país –¿cuál no lo es?– este texto ofrece algunas piezas para intentar armarlo y comprenderlo. ¿Cuáles fueron las fichas que se movieron en el tablero de ajedrez de la política y del conflicto armado en los últimos 50 años para permitir que Gustavo Petro esté hoy en la presidencia? La llegada de la izquierda al poder fue paulatina. Llena de dolor y muerte, se gestó en el monte, en oficinas y en cuarteles. Este libro es un hilo de Ariadna en semejante laberinto.

Mario Duque