En pleno siglo XXI sigue siendo incomprensible cómo la humanidad, las sociedades y sus instituciones de justicia y de gobierno maquinaron, crearon y mantuvieron una forma abominable de degradación de la dignidad humana: la esclavitud. Para ayudarnos a saber más sobre este oscuro periodo de las civilizaciones occidentales, este libro resulta de gran pertinencia.
No se trata solo de la asombrosa historia del cartagenero Juan Miranda, llena de raptos, prisiones, demandas y acontecimientos sorprendentes, que ocurrió entre Colombia y Estados Unidos durante el siglo XVIII. Es también una investigación sobre las formas de exclusión, el racismo y el tráfico humano que padecieron muchos afrodescendientes bajo el sistema colonial. Un libro imperdible, ganador de múltiples premios, en el cual su autora, profesora en Queen College (City University of New York), nos mantiene pegados a la página.
La brevedad de este libro es inversamente proporcional a su profundidad y holgura. Tiene la fortuna de estar a medio camino entre la literatura y la filosofía, y recupera el registro narrativo del ensayo, género que su autora trabaja con disciplina y curiosidad constante, tendiendo puentes entre símbolos, discursos e ideas.
Estos cinco ensayos nos permiten entender, cuestionar y ampliar las relaciones en la literatura, la filosofía y el placer que supone la ficción a partir de cuatro personajes literarios: Narciso, del mito del poeta romano Ovidio, a quien lee en clave de Husserl para encontrar su relación con la empatía; la autobiográfica artista Emma Reyes; el personaje del judío de apellido Austerlitz en la novela del mismo nombre escrita por el novelista alemán W.G. Sebald; y el personaje de Juan Preciado, imaginado y escrito en Pedro Páramo de Juan Rulfo
Este libro es una gran contribución a las recientes publicaciones sobre la historia del arte en Colombia. El espacio de debate, en este caso, es la universidad. Se trata de una publicación que reúne 21 ensayos que discuten e investigan de qué hablamos cuando hablamos del arte en Colombia. Encontraremos textos de expertos investigadores, artistas y académicos como David Cohen, Verónica Uribe Hanabergh, Patricia Zalamea y Mario Ómar Fernández, además de sus tres editoras, que se han dedicado de lleno a estudiar el pasado y el devenir en la pintura, la escultura, las artes decorativas o el arte religioso. Presenta una rica multiplicidad de temas y registros y, sobre todo, abre la discusión sobre el para qué de la historia del arte en su relación con la historia de las ideas y el desarrollo político, sentimental y educativo de una sociedad.
Temas como el pasado prehispánico; la tradición clásica en los pintores de la Nueva Granada; el desplazamiento y el exilio; o el impacto de las migraciones en el arte religioso hacen parte de esta edición, que se distribuye principalmente en formato e-book. También hay artículos dedicados al análisis académico de obras de artistas colombianos como Benjamín de la Calle, Hena Rodríguez, Marco Tobón Mejía, Álvaro Barrios, Judith Márquez y Óscar Muñoz, algunos olvidados y otros muy presentes en las tradiciones e imaginarios de los nuevos artistas del país. Esta inteligente compilación viene a llenar el vacío que las historias del arte previas habían dejado para las conquistas sociales, políticas y culturales en las que la chispa del arte en uno de los principales móviles.
¿Cómo nace y se construye un mito en el espacio de un museo? ¿Cómo se crea una narrativa fundacional sobre la historia de nuestro patrimonio? La historia de los museos en Colombia está llena de continuidades y rupturas, y también de una constante presencia del Estado en la conformación del canon cultural del país. En esta historia aparece, desde luego, el imponente y antiguo Museo Nacional de Colombia, como si fuera el padre de muchos otros museos en el país. Y por ello, a partir de esta institución –que iba a ser inaugurada el mítico 9 de abril de 1948 en las frías y amplias instalaciones de lo que había sido una cárcel, el panóptico–, se empiezan a contar y a investigar las historias de otros museos.
Es el caso de este libro, escrito por el académico e investigador Daniel García Roldán. Este doctor en Historia de la Universidad de los Andes decidió investigar la historia del Museo del Oro (Banco de la República) y del Museo Arqueológico de Colombia para explicar cómo surgieron estas dos instituciones en la década de 1930 y cuál fue su contexto de creación. Es un documento de gran pertinencia para comprender la historia del coleccionismo público y privado en la Colombia liberal de la primera mitad del siglo veinte. Y también, para entender la influencia de la museología mexicana, el cambio en el significado y uso de la palabra museo y para, según palabras del autor, “explicar cómo, mientras una concepción del patrimonio arqueológico estrechamente ligada a la educación, la investigación y el trabajo iba perdiendo vigor, otra asociada al mito de El Dorado y al carácter suntuario de la orfebrería prehispánica fue ganando terreno”.
César Mackenzie Trujillo
Crisis económicas, persecuciones religiosas y el imperialismo otomano forzaron la salida de miles de ciudadanos de Siria y Líbano a finales del siglo XIX. En Colombia, una primera oleada de estos migrantes se estableció en el circuito comercial Cartagena-Sinú-Atrato, y ayudó enormemente con el crecimiento económico de toda la Costa Atlántica. Sin embargo, este proceso implicó arduas dinámicas de rechazo y aceptación.
Esta notable investigación es un aporte a esa historia y propone una nueva mirada a un periodo de 50 años durante los cuales fenómenos como el contrabando y la falsificación de moneda también se hicieron presentes. Su autora, doctora en Historia de América Latina, describe con objetividad histórica este proceso, y estudia todas las aristas de este complejo escenario cultural desde lo comercial, lo legal y lo político.
Este libro, con su inquietante título en inglés, seguro que será más que bien acogido entre la comunidad de compositores y músicos de jazz. Sabrá encontrar su lector, o en este caso su intérprete, porque se trata de una valiosa compilación de cincuenta partituras de temas de jazz compuestos por músicos colombianos entre 1985 y 2008.
El formato es el de un cuaderno anillado de partituras. Quien sea músico, director o intérprete podrá leer las blancas, las corcheas y las negras. Pero los simples mortales, melómanos, investigadores, historiadores y tantos otros especímenes del mundo del jazz también hallarán mucho provecho en sus páginas, pues en el ‘Catálogo de compositores’ que escribió el crítico musical Luis Daniel Vega para esta edición hay toda una historia del género en Colombia, así como el imperdible ‘Comentario sobre el jazz colombiano’, escrito por Rafael Olivier.