El sector farmacéutico es clave para el país y ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos años. A pesar de la reforma propuesta por el Gobierno, es vital que mantenga su compromiso de entregar medicamentos de óptima calidad. La relevancia del sector, sin embargo, no solo se mide en el marco de la salud y del impacto que tiene en la gente. También tiene un peso económico relevante, fundamental para la industrialización. De acuerdo con la Cámara de la Industria Farmacéutica de la Asociación Nacional de Empresarios (Andi), este ramo de la economía aporta más de 18 billones de pesos de ventas anuales, y emplea aproximadamente a 50.000 personas, con una de las tasas más altas de formalidad (más del 90 por ciento), que se traduce en aportes parafiscales, impuestos y contribuciones a la balanza comercial.
La producción local farmacéutica en 2020 fue de 7,7 billones de pesos, que equivalen al 3,6 por ciento del PIB industrial. Adicionalmente, las exportaciones del sector se aproximan a los 400 millones de dólares, equivalentes a 2,5 por ciento del PIB industrial. De acuerdo con Mariana Sarasti Montoya, directora de la Cámara, la industria nacional exporta medicamentos, principalmente a América Latina, pero también a destinos como Estados Unidos y Europa. “Este sector representa esperanza para las personas que requieren medicamentos, respaldo y tranquilidad, y también es clave en generación de empleo, que irriga bienestar social y calidad de vida”, destacó.
Para Carlos Francisco Fernández, presidente de la Asociación de Industrias Farmacéuticas de Colombia (Asinfar), el sector es vital para garantizar la salud y el bienestar de la población. En el caso de la industria nacional, responde por cerca del 80 por ciento del suministro de los medicamentos que requiere el país, “a pesar de las dificultades y de las limitaciones que en el contexto industrial tiene que enfrentar”, sostuvo Fernández.
De acuerdo con María Clara Escobar, presidenta de la Asociación de Laboratorios Farmacéuticos de Investigación y Desarrollo (Afidro), el principal desafío del sector es trabajar para que los colombianos tengan la mejor salud posible, en el marco de la promoción y prevención, diagnósticos oportunos y acceso a los tratamientos de calidad en el momento oportuno y sin interrupciones.
Para conseguirlo son varios los retos que se deben cumplir: sostenibilidad financiera del sistema de salud, que pasa por eficiencias, autocuidado, generación de nuevas fuentes, un adecuado cálculo de la UPC, respeto por las reglas a la propiedad intelectual, modernización, inteligencia regulatoria y reglas claras de juego.
“El sistema de salud colombiano cuenta con una estructura que permite que muchas cosas funcionen en beneficio de los pacientes. Nos preocupa que se generen alteraciones en la prestación de servicios y en la ruta del medicamento que pongan en riesgo la seguridad y bienestar de los usuarios”, precisó Escobar haciendo referencia a las discusiones de la reforma a la salud que se tramita en el Congreso y que tocan al sector farmacéutico.
Un concepto similar tiene Mariana Sarasti Montoya al hacer énfasis en que la industria está en el corazón del debate porque todo su trabajo está enfocado en los pacientes y sus familias. “Hay dos grandes temas en debate actualmente: la conversación de la reforma en el Congreso y, por otro lado, la conversación de la coyuntura actual del sector. Desde la Andi estamos participando en las dos conversaciones y buscando mecanismos de diálogo para lograr la mejor reforma posible y para atender la actual coyuntura del sistema, que se ve amenazada por la sostenibilidad, el flujo de recursos y la parálisis del Invima, entidad que tiene un atraso de alrededor de 28.000 trámites de registros de medicamentos, situación que afecta a toda la cadena farmacéutica”, explicó la vocera de la agremiación.
Por su parte, el presidente de Asinfar declaró que cualquier reforma al sector debe incluir una Política Farmacéutica Integral que se proyecte en términos de salud, bienestar y desarrollo para toda la población “y la industria tiene la experiencia y el conocimiento para aportar al debate”.
Los directivos coinciden en que el sector farmacéutico tiene un futuro prometedor, pero enfrenta desafíos que deben abordarse mediante colaboración y estrategias integrales que van desde lo público y lo privado. Por eso, desde la Afidro, Asinfar y la Cámara Farmacéutica de la Andi indican que es esencial que se promueva un diálogo abierto y constructivo entre el Gobierno y la industria para tener políticas que fomenten la inversión en investigación y desarrollo, faciliten la expansión a nuevos mercados y aborden los desafíos de acceso a medicamentos y regulación.