Después de ocho años y dos administraciones la capital ha cambiado visiblemente. Para los bogotanos, "los andenes para la gente", las alamedas y los parques pasaron de ser temas de controversia y discusión para convertirse en obras que además de embellecer la ciudad, han mejorado su calidad de vida. Hoy a muchos les da la impresión de que esos espacios sociales siempre han estado allí y olvidan el abandono extremo y la ocupación particular a la que estuvieron sujetos por decenios. Salir hoy a caminar por la ciudad además de posible es agradable. Amplios andenes, una importante red de ciclorrutas y la construcción de innumerables zonas verdes y parques le han dado a Bogotá una nueva cara y la han convertido en una metrópoli competitiva y atractiva para la inversión. Sólo basta recorrer el Parque Biblioteca El Tintal, la Unidad Deportiva El Salitre, la Plaza de los Artesanos, el Parque El Virrey o al llegar al centro y pasar por lo que antes era San Victorino o El Cartucho, para encontrarse con ambiciosos proyectos como el Parque Tercer Milenio y darse cuenta del proceso de renovación urbana y recuperación del espacio público del que ha sido protagonista la capital del país. Según el Departamento Administrativo de la Defensoría del Espacio Público hasta el día de hoy se han recuperado para los bogotanos más de un millón de metros cuadrados de espacio público, gestión que aunque inicialmente fue conflictiva para la administración y los ciudadanos, durante los últimos años ha sido exitosa gracias al importante apoyo de la comunidad, que se ha expresado en numerosas entregas voluntarias de predios. Es más, sólo de enero a mayo de este año -según datos suministrados por el proyecto 'Bogotá cómo vamos'- se registraron aproximadamente 1.558 denuncias por invasión del espacio público, cifras que demuestran que esta conquista también ha sido posible gracias a la colaboración de los bogotanos. "El proceso de renovación urbana que ha experimentado la ciudad durante los últimos años ha sido positivo, pues el Estado ha logrado proveer a la ciudadanía de espacios públicos de los que antes carecía, logrando equilibrar la ciudad ambientalmente", afirma María del Pilar Umaña, magíster en planeación urbana y regional de la Universidad Javeriana. Sin embargo, Umaña también señala que los desafíos para la administración entrante deberán estar encaminados más a combatir los cinturones de miseria y los desplazados provenientes de las zonas renovadas. "Las dos anteriores administraciones se dedicaron a construir una buena imagen de ciudad, una ciudad bonita, donde Bogotá y sus ciudadanos han ganado en indicadores de calidad de vida, pero ahora es importante tramitar soluciones sociales, reconstruir la ciudad periférica y dejar de construir sobre lo construido". Actualmente se adelanta la última fase de la alameda El Porvenir que según el IDU costará 4.344 millones de pesos y recuperará 34.455 metros cuadrados que conectarán los tramos construidos y el tramo del río Tunjuelito hasta Metrovivienda. De la misma manera las obras de la alameda La Paz-Danubio y la Plaza de los Caídos ya están en servicio, y antes de fin de año el Distrito entregará la plazoleta de la carrera tercera con calle 18, la plazoleta Las Cruces, los andenes de la Zona Rosa y entorno al Inpec y a la Secretaría de Tránsito y las vías peatonales de las calles octava y 16 entre otras. Además se dará inicio a la construcción de las fases tres y cinco del Parque Tercer Milenio para las cuales se tienen destinados 16.322 millones de pesos en inversión.Quizás uno de los más novedosos avances de la saliente administración en esta materia y que vale la pena mencionar es que la ciudad ya cuenta con un sistema de información sobre espacio público que permite, según la Defensoría del Espacio Público, tener hoy un conocimiento detallado sobre la propiedad inmobiliaria distrital, herramienta que actualmente facilita la supervisión y control sobre el espacio público evitando que éste caiga en manos de particulares. El desafío de la próxima administración, según Elsa Patricia Bohórquez, directora del Programa de Renovación Urbana de la Alcaldía Mayor, será dar continuidad al actual modelo, pues "sería un absurdo desechar un modelo de ciudad que como el actual ha presentado resultados y del que los bogotanos están satisfechos. La próxima administración debe complementar el proceso de la actual con nuevas estrategias pedagógicas que permitan orientar a la ciudadanía sobre el buen uso del espacio público en Bogotá. Ahora sólo resta esperar para saber cuál será la posición y las determinaciones que la entrante administración asuma frente al tema. Sin embargo es innegable que el problema del espacio público durante la campaña a la Alcaldía ya fue puesto sobre el tapete y que el alcalde electo, Luis Eduardo Garzón, fue claro en afirmar que no perseguiría a los vendedores ambulantes y que su gestión sería más humana con respecto a la reglamentación del espacio público. El interrogante ahora es ¿cuál será el futuro de la conquista del espacio? No obstante desde ahora es posible prever que aunque el alcalde Garzón no siga la misma línea de los dos anteriores gobiernos con respecto al tema del espacio público, es claro que tendrá que preparar una estrategia eficiente que permita al Distrito conservar las áreas actualmente recuperadas, impedir que los particulares vuelvan a apropiarse del espacio capitalino y atender las demandas sociales de los antiguos ocupantes de las zonas recuperadas.