Mis chinitas: En la vida la mujer tiene que ser doblemente inteligente para entender el porqué de las injusticias de los hombres". Con estas palabras, María Currea de Aya, nacida el 28 de mayo de 1890, marcó la existencia de las jóvenes colombianas que se admiraban ante su rebeldía a su independencia. Entre ellas se encontraba Marrún Kairuz, quien durante muchos años se desempeñó como periodista del diario El Tiempo y hoy recuerda que "María era una mujer íntegra, que no le tenía miedo a nada, y que se abría paso entre los hombres gracias a su inteligencia y a su rapidez mental".Pero si había algo que caracterizara a esta bogotana de finas maneras y elegancia insuperable, era el espíritu combativo heredado de su padre, el general Aníbal Currea, y de su madre, Hersilia Manrique, y fortalecido luego por su esposo Ruperto Aya, general de la Guerra de los Mil Días, quien la impulsó para que hiciera realidad su más grande sueño: trabajar en defensa de los derechos de la mujer.Proveniente de una familia de clase alta, empleó sus viajes a Europa y a Estados Unidos para aprender otros idiomas, obtener el grado de enfermería en el Presbyterian Hospital de Nueva York y el de filosofía y humanidades en la Universidad de la Sorbona en París, así como para hacer contactos con la Comisión Interamericana de Mujeres, de la cual fue representante para Colombia entre 1938 y 1948.A su regreso al país, en 1944, la acérrima liberal y católica consagrada, madre de cuatro hijas, encontró un panorama alentador: había 17 mujeres con título universitario y estaban en gestación la Unión Femenina de Colombia y la Alianza Femenina de Colombia, que pretendían lograr el derecho de la mujer a sufragar.El terreno estaba listo y por ello Currea de Aya se unió a otras líderes en una cruzada que dio su más preciado fruto el 25 de agosto de 1954 cuando, frente a más de 1.000 mujeres reunidas en el Salón Elíptico del Capitolio Nacional, durante el gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla, se les concedió mediante el Acto Legislativo No. 3 la ciudadanía a las colombianas, lo qeu permitió por primera vez en diciembre de 1957 que 1.835.255 de ellas votaran.Como reconocimiento a su labor, María Currea fue la primera concejal de Bogotá y presidenta del cabildo en 1959. *Periodista

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