Cada uno de nosotros recuerda dónde estaba y cómo se sintió cuando supo de los ataques terroristas de septiembre pasado.Recordamos el cielo azul de ese martes por la mañana y, momentos después, el humo negro que contrastaba con él. Recordamos las escenas terribles de los aviones estrellándose contra los edificios y el horror que sentimos al conocer los nombres demadres y padres, hermanos y hermanas, niños y sus maestros, víctimas inocentes que pertenecían a más de 80 países.En un instante Norteamérica se transformó de una nación en paz en un país en guerra. Nos llamaron a defender la libertad contrala tiranía y el terrorismo. Y hemos respondido a ese llamado con el poderío de nuestras fuerzas armadas y el espíritu de una nación inspirada por actos de heroísmo.En los últimos 12 meses hemos visto el verdadero carácter de nuestro país. Aprendimos de bomberos que, con marcadores, escribieron en sus cuerpos sus números del Seguro Social antes de entrar en los edificios en llamas. Aprendimos del valor de los pasajeros a bordo del Vuelo 93, civiles norteamericanos que lanzaron el primer contraataque en la guerra contra el terrorismo. Vimos a los rescatistas cumplir con su penoso deber mientras los neoyorquinos se alineaban a lo largo de las calles para demostrar su apoyo y su gratitud.Hoy, persiste el dolor de las familias. Pero hemos reconstruido mucho de lo que los terroristas se propusieron destruir. ElPentágono se yergue fuerte y en una sola pieza. Vamos reconstruyendo la ciudad de Nueva York. Las fuerzas armada estadounidenses y sus aliados de todo el mundo han desbaratadolas redes terroristas, destruido sus campamentos de entrenamiento y socavado su capacidad de asestar otro golpe. Las tropas norteamericanas han desalojado del poder al régimen Talibán, liberando a las mujeres y los niños afganos de una vidade temor y opresión. Será esta una guerra larga, y nos esperan desafíos sin precedentes. Pero hemos logrado progresos tremendos.Sobre nuestro gobierno recae la responsabilidad esencial de estalucha: librar una guerra efectiva e incesante contra los terroristas, proteger el territorio nacional y fortalecer la economía de Norteamérica. Hemos actuado en esos frentes, y seguiremos haciendo más.El pueblo norteamericano también tiene responsabilidades. Innumerables personas de todo el país me han preguntado: "¿Quépuedo hacer para ayudar en la guerra contra el terrorismo?". La respuesta: sobreponerse al mal con actos de bondad. Amar alprójimo. Llegar hasta alguien que sufra necesidad. Alimentar a alguien que esté hambriento, enseñarle a leer a un niño o unirse a los esfuerzos de la comunidad para prepararse para una emergencia, ayudando a los bomberos y policías locales.Les he pedido a todos los norteamericanos que dediquen por lo menos dos años de sus vidas al servicio de nuestro prójimo ynuestra nación. Creamos el Cuerpo de la Libertad de Estados Unidos para ayudar a cada norteamericano a responder a estellamado al servicio mediante el fortalecimiento y la ampliaciónde las oportunidades de prestar servicio para proteger nuestro territorio nacional, apoyar nuestras comunidades y extender al mundo entero la compasión norteamericana.Un año después de los ataques terroristas, vamos avanzando. Nunca olvidaremos a las víctimas que murieron el 11 de septiembre o a los héroes que dejaron en nuestra nación una marca indeleble. Toda una generación de jóvenes crecerá viendo las imágenes vívidas de los rostros del valor -- bomberos, agentes de policía, hombres y mujeres de las fuerzas armadas de Estados Unidos, enfermeros y doctores, miembros del clero y gente común y corriente que puso por encima de todo losintereses del país y sus compatriotas norteamericanos.Nos sentimos orgullosos de nuestros logros y esperanzados en el futuro. Ganaremos la guerra al terrorismo y dejaremos al mundomejor de lo que estaba cuando lo encontramos. Que Dios bendiga a Norteamérica.(El presidente George W. Bush escribió el mensaje de hoy a lanación exclusivamente para USA Weekend)