El buen periodismo de investigación suele tomar años para llegar a resultados concretos, así lo ha comprobado el editor Fernando Ramírez, del diario caldense La Patria, que esta semana fue premiado con el Reconocimiento Clemente Manuel Zabala que entrega la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) al oficio de un editor. A través del Proyecto Manizales, iniciativa periodística que reunió los esfuerzos de varios periodistas de diferentes medios para tratar de esclarecer el asesinato de Orlando Sierra en febrero de 2002, y que por entonces era subdirector y columnista del diario, Ramírez llegó a hipótesis que diez años después la justicia corroboró y que llevaron a condenar al autor intelectual del asesinato, el diputado José Ferney Tapasco. SEMANA habló con el editor sobre su trabajo y la figura de Orlando Sierra.SEMANA: Lleva 25 años en La Patria, ¿nunca tuvo la tentación, frecuente en los periodistas regionales, de buscar futuro en un medio nacional?Fernando Ramírez: Llevo toda la vida en La Patria y es una decisión que tomé hace mucho. Hubo momentos claves en los que pude haberme ido pero tomé la decisión reflexiva de quedarme en Manizales haciendo patria todos los días. Hay periodistas a los que les encanta la fama, a mí no, yo lo que quiero hacer es periodismo, no me importa donde, si me toca en la hojita parroquial de Pensilvania, pues lo hago. En un medio pequeño y regional hay más control de la calidad del oficio y además se vive en una ciudad pequeña, donde hay más calidad de vida, yo soy un tipo de familia y me encanta la ciudad y creo que ahí se puede hacer buen periodismo y de alguna manera esto que me está pasando hoy, que es absolutamente raro, es la muestra de que sí se puede.SEMANA: ¿Y cómo se vive la llamada crisis del periodismo en un medio regional?F.R.: Desde que yo me acuerdo siempre se ha dicho que hay crisis, las facultades se han encargado de sembrar ese estigma sobre los medios, pero claramente hay mucho espacio para el periodismo. Creo que lo está en crisis es el modelo de negocio del periodismo y no se ha encontrado la alternativa, pero el periodismo no está en crisis. Yo sigo viendo muy buen periodismo en todas partes, en los nuevos medios que tienen cosas raras, pero también en los medios tradicionales, a pesar de que también salen cosas muy malas, pero es que esto sale todos los días, quisiera uno tener la excelencia en todo, pero es imposible.SEMANA: Ustedes han diversificado, tienen noticiero en televisión…F.R.: Tuvimos noticiero en televisión hasta hace muy poco, pero por las políticas de cambio en el canal UNE tuvimos que cerrarlo. Nosotros queríamos seguir porque funcionó mucho, la gente lo veía de manera impresionante, era una cosa loca. Tenemos un noticiero de radio, tenemos el puntocom, el periódico popular y estamos desarrollando una aplicación, no nos quedamos quietos porque después de 96 años nos damos cuenta de que tenemos que dejar claro que La Patria hace buena información.SEMANA: Ustedes tienen una ventaja, no tienen competencia en prensa…F.R.: No hay enemigo pequeño, hay mucha competencia, hay radio todo el día, está Telecafé, hay noticieros digitales, hay un periódico pequeño que se llama El Andino y que suele sacar cosas chéveres. Uno lo que no puede hacer es dormirse, parte de los problemas que los medios viven hoy es que se durmieron. Nosotros a pesar de que no hubo un gran competidor, seguimos modernizándonos, tanto en el periódico como en la sala de redacción. Y bienvenida la competencia cuando llegue.SEMANA: ¿Cuánto llevaba en La Patria cuando asesinaron a Orlando Sierra? ¿Qué significó eso para la redacción?F.R.: Yo llevaba ocho años cuando lo asesinaron. Fue muy duro y nada nos va a devolver a Orlando, pero el hecho de que haya sido el caso emblemático de la libertad de prensa en este país, donde se ha condenado a toda la cadena criminal, es un precedente. Además, es muy plausible que los periodistas lograran llevar una investigación a buen término para que la justicia hiciera su trabajo. Orlando era un lector consumado, sobre todo de literatura. Era un excelente poeta, un novelista mediocre. Excelente entrevistador, muy buen cronista, pero la vena por la que todo el mundo lo conoce eran sus columnas de opinión con un humor muy fino que le dolía a los poderosos.