“Tal vez seas una mamá, una mujer, una novia, una hija o una hermana de un militar. A ti te hablo”. Así se dirige Fabiana Andreina Rosales Guerrero a las mujeres de su país. La esposa de Juan Guaidó se ha concentrado en sensibilizar a las esposas de los militares para que inciten a sus hombres “a participar en el cambio que necesita Venezuela”. En poco tiempo su nombre se ha convertido en tendencia en las redes sociales Cuando le preguntan a la joven periodista e influencer por el reto que enfrentan, les contesta a sus colegas que él “tiene más fe que todo el Vaticano”. Lo conoció a los 18 años de edad. Él, que le lleva nueve, le dice “Chiqui”, y ella se ríe. En poco tiempo su nombre se ha convertido en tendencia en las redes sociales. Hace unos días contaba con apenas 150.000 seguidores en Instagram. Hoy tiene 353.000.

Se presenta como mamá de Miranda Eugenia, y sus fotos, en su mayoría selfis, reflejan escenas cotidianas, además de las invitaciones a unirse a las campañas que respalda en su trabajo como primera dama alternativa. Siempre se ve bella y feliz: “Sonreír en dictadura es un acto de rebeldía”, escribe. Aprovecha su profesión para colgar videos en su cuenta de Twitter y se queja de que no es sencillo informar en tiempos de dictadura, donde decir la verdad o pensar diferente es un delito: “Pero ser periodista y saber que estamos del lado correcto de la historia es tan gratificante que espanta todos los miedos”. “La salida está en volver a creer en nosotros mismos” Dice no sentirse muy distinta a los demás. “Vengo de una familia común. Hemos tenido pérdidas, nos hemos distanciado de gente querida, tenemos primos que se han ido al exilio”. Siempre invita a quienes llama sus compatriotas a creer, y no necesariamente en su marido o en alguien que salve a los venezolanos: “La salida está en volver a creer en nosotros mismos”.  *Este artículo hace parte de la última edición de la revista Jet Set