El auge de las redes sociales ha hecho que se popularicen miles de personas gracias a su contenido, y con ello se viralizan sus prácticas y consejos. Estos también se han dado a conocer por manejar temas económicos, que si bien en algunos casos ayudan a fomentar una adecuada cultura financiera, otros pueden difundir prácticas que no benefician la economía personal, por ende su bolsillo.
Estos personajes que promocionan y comparten los consejos financieros son denominados influencers. Según las observaciones que hacen las empresas a través de las redes sociales, tienen un especial impacto en personas jóvenes.
La popularización de estos contenidos se disparó durante la época de la pandemia, donde se viralizaban tips para ahorrar, conseguir productos o servicios a un bajo costo, e incluso sugerían movimientos para realizar inversiones.
Algunos de los puntos más atractivos de estos consejos es que se salen de los métodos tradicionales, por ejemplo: ahorrar en alcancías, abrir productos financieros de ahorro, depositar dinero de forma programada para conseguir capital en un corto o mediano plazo, entre muchos otros.
Esta tendencia de seguir a dichos influenciadores es un fenómeno global, lógicamente no es ajeno a Colombia y en general a Latinoamérica. Como referencia está el caso de la consultora Ilumeo, la cual desarrollo una encuesta en Brasil, encontrando que el 88 % de los encuestados conoce o sigue a alguno de estos generadores de contenido. De hecho, el 66 % se guía en temas de inversión o ahorro con dichas publicaciones.
Según el BBVA, estos modelos pueden resultar atractivos, por lo que se populariza su práctica; pero, son contenidos de entretenimiento que no son pensados de una manera financieramente responsable, principalmente porque son generados de manera fortuita, por lo que no tienen una credibilidad sólida.
Conozca los modelos de ahorro más recomendados
Una de las conclusiones que se pueden apreciar a través de los consejos de varios expertos y entidades, es que el ahorro es una forma de preservar dinero, esto no quiere decir que lo va a conseguir de manera más rápida.
Sea cual sea el modelo no garantiza el éxito, solamente la constancia y disciplina le harán ver resultados. Además, depende mucho de la condición personal, ya que cada individuo tiene unos ingresos y gastos propios, lo que permitirá establecer un mayor o menor margen de ahorro.
Puede decirse que hay dos formas para crear ese ahorro: de forma manual o digital. La primera se refiere a guardar físicamente el dinero, la segunda apoyarse en alguna de las múltiples herramientas que se ofrecen para los dispositivos móviles, o en las diferentes entidades financieras.
Para ambos tipos se deben distribuir los ingresos. Uno de los esquemas más populares es el 50 - 30 -20. Este sugiere: la mitad de lo que percibe (50%) se destina a cubrir las responsabilidades fijas; el 30% se usa para pagar los gastos personales, y el 20% restante se debe ahorrar. Algunos grandes magnates destacan que ese dinero debería invertirse, bien sea en su totalidad, o en una considerable parte de esta, con la intención de obtener una ganancia adicional.
Otro de los modelos más reconocidos y avalados es el método kakebo, este es un mecanismo propio de la cultura japonesa, el cual consiste en anotar en un cuaderno todos los gastos que se tienen en un determinado periodo de tiempo, con el fin de contrastarlos con su ingreso y así poder detectar que se puede eliminar o disminuir, así se pueden conservar más ingresos.
Tal vez uno de los mecanismos más sencillos es apoyarse con la tecnología. Para eso, las entidades financieras ofrecen productos de ahorro programado, lo que hace que cada cierto tiempo se guarde parte de los ingresos, evitando la labor de estar separando su dinero de forma manual y generando un hábito para conservar sus ingresos.