El segundo mes del año está próximo a terminar y, posiblemente, hay quienes todavía no encuentran cómo poner en marcha un propósito común que las personas se fijaron cuando inició el 2023: ahorrar.
Y es que destinar parte de los ingresos a un fondo de ahorro no es tarea fácil. La inflación ha hecho que los productos básicos suban de precio, lo que a su vez aumenta el gasto; así mismo, la tentación por darse uno que otro lujo pone en riesgo el objetivo de llegar a fin de año con una reserva económica considerable.
En resumen, hay numerosos factores que se posicionan como obstáculos para que las personas logren ahorrar exitosamente. En vista de que el nivel de ingresos varía, así como los valores destinados para diferentes gastos, llegar a fin de mes con dinero extra puede resultar bastante complicado para algunos.
Con el objetivo de aumentar las posibilidades de éxito a la hora de ahorrar, el portal Barymont comparte algunas estrategias. De hecho, ponerlas en práctica también podría ser útil para potenciar el crecimiento de dichos recursos.
Como punto de partida, es importante definir ‘objetivos vitales’, es decir, aquellos propósitos que la persona quiere lograr sí o sí para su vida. Un viaje, la adquisición de un vehículo o casa propia, estudios, entre otros, son solo algunas de las múltiples motivaciones por las cuales se empieza a ahorrar.
Tener claridad sobre estos objetivos es clave para tomar mejores decisiones, evitando gastos innecesarios que podrían afectar el ahorro existente o evitar que el mismo inicie.
De acuerdo con el citado portal, estos objetivos deben ser “específicos, medibles, alcanzables, realistas y programados en el tiempo”. Si cumplen estas condiciones, las posibilidades de éxito pueden aumentar.
La segunda estrategia tiene que ver con el preahorro. Este concepto implica cambiar la dinámica bajo la cual las personas suelen ahorrar. Por ejemplo, en la mayoría de escenarios, destinan el dinero a cubrir cuanto gasto les sea posible durante el mes y solo ahorran las sobras -si es que las hay-.
Con el preahorro, la estrategia consiste en retirar parte del sueldo tan pronto sea recibido y destinarlo a una cuenta exclusiva para ahorrar. De esta manera, la tentación por gastar más de la cuenta bajará considerablemente. Una vez se adquiera este hábito, el ritmo de ahorro podría crecer.
En tercera instancia, la inteligencia como consumidor juega un papel notable. El dicho “plata no hay, pero mala vida no nos damos”, sirve como ejemplo para dibujar un escenario que, en definitiva, no es el más ideal. La anterior frase llevada al extremo supone que, a pesar de no contar con suficientes ingresos, el estilo de vida sigue una tendencia de lujos que más adelante impactarán negativamente en el bolsillo de las personas.
El uso descontrolado de tarjetas de crédito suele ser uno de los errores más comunes, sobre todo, cuando la mayor parte del sueldo termina siendo destinado al pago de las cuotas.
En ese orden de ideas, reducir los gastos e inclinarse por las opciones más económicas son la mejor opción para hacer que el dinero rinda y, con fortuna, queden algunos pesos para el fondo de ahorro.
Barymont relaciona los siguientes consejos en su página web:
- A la hora de comprar ropa, evitar las marcas de diseñador y tomarse el tiempo de buscar promociones, especialmente de marcas low cost.
- Revisar el vehículo en talleres particulares y de confianza, pues la factura puede ser un 30 % más baja que en servicios oficiales.
- Usar el transporte público cuando sea posible o utilizar la bicicleta.
- Reducir los gastos innecesarios, también conocidos como ‘gastos hormiga’. Popularmente se le llama ‘plata de bolsillo’ a ese dinero que se diluye rápidamente en gastos del día a día y que, en ocasiones, no son importante.
- Dar de baja de todos los servicios por suscripción que no se usan con frecuencia, por ejemplo, plataformas de streaming.
- Fijar un presupuesto para aquellos gastos que sean más complicados de controlar.
- Evitar las compras por impulso.