La moneda gaucha, frente a la estadounidense, tiene un cambio oficial de 355,00 pesos argentinos por dólar y para venta amanece este viernes, 24 de noviembre, en 373,00.
Entretanto, el dólar blue se cotiza a $995 para venta y para compra a $1045. En tal sentido, la volatilidad marca las jornadas cambiarias.
Hay varios factores que han contribuido a la depreciación de la moneda argentina, entre ellos figura la necesidad de pesos. Al igual que los ahorradores recurren al dólar libre para resguardar sus ahorros, también existen muchas actividades y personas que necesitan operar con la moneda nacional.
Por otra parte, el índice Merval de la Bolsa de Buenos Aires cerró el jueves, 23 de noviembre, con una subida de 4,81 %, a 878.971,27 puntos, y prolongó el rally alcista que se inició tras la elección del ultraliberal Javier Milei como presidente de Argentina.
El volumen negociado en acciones fue de 20.015.5 millones de pesos, unos 53,7 millones de dólares al cambio oficial.
El panel de acciones principales cerró sin registrar bajas. La mayores subas fueron para la eléctrica Edenor (+11,53 %) y la telefónica Telecom (11,23 %).
El Banco Central continuó en la jornada sus microdevaluaciones diarias y el dólar oficial pasó de 372 pesos a 372,50 pesos, según la cotización del estatal Banco Nación.
En el mercado informal, el dólar cerró a 1.045 pesos, con una baja 3,24 % respecto del miércoles.
Los dólares CCL y MEP, utilizados por empresas y particulares para hacerse de la divisa estadounidense a través de títulos, volvieron a subir, a 962 pesos (+1,60 %) y 1.006 pesos (+2,30 %), respectivamente.
El gobierno saliente elevó también hasta 155 % la tasa adicional que impone sobre la cotización del dólar oficial a gastos en dólares cancelados con tarjetas de crédito o débito, o a consumos en moneda extranjera hechos desde el país.
El llamado “dólar tarjeta” pasó de cotizarse a 745 pesos el miércoles a 955 pesos.
Comerciantes remarcan frenéticos los precios en Argentina
“Es incesante, no da tregua”, dice Paola Basso mientras aceleradamente pega una etiqueta encima de la otra en los productos de su minimercado en Argentina, donde el triunfo del ultraliberal Javier Milei disparó remarcaciones de precios que atizan una inflación superior al 140 % anual.
“Los clientes piden que les fraccionemos el kilo de azúcar o compran huevos por unidad. Te hace mal, la gente está necesitada, es como que le saca la dignidad, pero los precios son una locura”, cuenta Basso en su local “Chiche”, en Morón, un barrio de casas bajas y clase trabajadora de la periferia oeste de Buenos Aires.
En las estanterías, algunos productos tienen hasta cuatro etiquetas superpuestas que atestiguan la vertiginosa inflación.
“Son días tremendos”, define Fernando Savore, esposo de Basso y vicepresidente de la Federación de Almaceneros de Buenos Aires. “Si bien desde la semana pasada veníamos cambiando precios, nos encontramos ahora que al reponer mercadería en mayoristas hubo incrementos de entre 25 % y 30% promedio” respecto al viernes antes de la elección, detalló.
“El precio de los fideos es desconcertante. Aumentaron más de 50 % y tampoco hay abastecimiento de aceite. Los productos de limpieza subieron 30 %”, enumeró.
¿Fin de los acuerdos?
El gobierno saliente del peronista Alberto Fernández, que entregará el poder con una inflación que roza el 143% anual, renovó esta semana acuerdos de precios con los fabricantes; pero quizás sea la última vez.
El presidente electo Javier Milei, un ultraliberal antisistema que asumirá el 10 de diciembre, se opone a las regulaciones de precios del Estado.
La expectativa de que ya no habrá esta concertación “alienta las remarcaciones”, explicó a la AFP el economista Hernán Letcher, director del Centro de Economía Política de Argentina.
“La disparada de precios la vamos a ver de manera más marcada el mes que viene porque el mercado prevé una devaluación significativa cuando asuma Milei, y si esto sucede habrá más rebrote inflacionario”, vaticinó Letcher sin aventurar el impacto que esa situación podría tener en un país con 40 % de pobreza.
Los aumentos de esta semana complicaron una situación que ya era delicada y que se siente en “Chiche”, un negocio familiar instalado en Morón desde hace 65 años.
“En Argentina el día 15 es fin de mes”, resume Savore. “Los primeros días el cliente paga en efectivo, después del 15 con tarjeta de crédito que antes servía para comprar un televisor o un calzado y ahora se usa para comprar la comida”, señaló.
Mario Amor, un cliente de 70 años, recorre los pasillos y mira los precios con detenimiento. “Me estoy llevando una sorpresa porque veo que aumentaron mucho, no me decido adónde comprar, estoy viendo quién tiene mejores precios, está difícil”, afirmó antes de irse con la bolsa vacía.
Frente a otra estantería, Clara Tedesco, una costurera de 60 años se dice “horrorizada” al comprobar que el precio del queso “subió otra vez esta semana”.
“Es agotador, uno estudia los precios, va a un lugar, a otro, compara, hace cuentas y vuelve... Hacer las compras es más difícil que encontrar marido”, afirma con humor.
*Con información de AFP