En la actualidad, es cada vez más común que amigos o familiares acudan a nosotros solicitando ser codeudores para acceder a préstamos financieros. Sin embargo, antes de asumir esta responsabilidad, es crucial tener en cuenta diversas consideraciones para evitar posibles consecuencias negativas y proteger nuestra salud crediticia.
Un codeudor es alguien que se convierte en responsable de pagar un préstamo en caso de que el prestatario inicial no pueda hacerlo. Según el portal GRupo r5, el codeudor se compromete a responder por la deuda como si hubiera sido él mismo quien solicitó el préstamo. Si bien esta acción puede ser un acto de apoyo y confianza hacia nuestros seres queridos, no debe tomarse a la ligera.
Antes de convertirse en codeudor, es importante conocer los requisitos que exige la entidad financiera que otorgará el préstamo. Generalmente, estos requisitos incluyen la residencia permanente en el país, ser mayor de edad, demostrar ingresos mensuales y no tener reportes negativos en centrales de riesgo financiero. La presencia de una propiedad como finca raíz puede o no ser necesaria, dependiendo de la institución crediticia.
Si bien ser codeudor puede ser un gesto de apoyo, también conlleva riesgos financieros significativos. Es esencial estar informados y ser conscientes de las posibles consecuencias antes de tomar esta decisión.
Los riesgos de ser codeudor
Entre los riesgos asociados a ser codeudor, el portal Unisabana indica los siguientes:
- Cobro directo: El acreedor tiene la facultad de hacer exigible el cobro del crédito directamente al codeudor, sin tener que primero cobrar al deudor inicial. Esta solidaridad convenida convierte una obligación que no es naturalmente indivisible en una sola obligación en la que hay unidad en la prestación debida.
- Reporte en centrales de riesgo: Si el deudor original incumple el pago, el codeudor puede ser reportado en centrales de información crediticia como CIFIN, lo que afectaría su acceso a futuras líneas de crédito.
- Embargo y secuestro de bienes: El acreedor puede solicitar acciones judiciales de embargo y secuestro de los bienes del codeudor como garantía de pago de la deuda incumplida.
- Limitación de endeudamiento: La obligación reportada puede limitar la capacidad de endeudamiento del codeudor frente al sector financiero, aun cuando él no sea el beneficiario del crédito.
- Extinción de la obligación: Una vez que se paga la deuda en su totalidad, la obligación se extingue para ambos deudores. No obstante, el deudor que paga tiene el derecho de repetir el pago ante el otro deudor para recuperar parte del monto cancelado.
Recomendaciones para evitar riesgos como codeudor
Si decidimos actuar como codeudores, es fundamental seguir algunas recomendaciones para resguardar nuestra salud financiera como lo indica el portal asuntos legales:
- Confianza y comunicación: Ser codeudor de una persona confiable es clave. Antes de aceptar, es vital evaluar la capacidad de pago del prestatario y establecer una comunicación constante con él para conocer el estado de la deuda y estar al tanto de los pagos.
- Comprobantes de pago: Solicitar comprobantes de pago de cada cuota es una práctica recomendable. Esto nos permitirá verificar que los pagos se estén realizando correctamente y a tiempo.
- Paz y salvo: Al finalizar el pago de la deuda, como codeudores, tenemos el derecho de exigir un paz y salvo por parte del acreedor, lo que certificará que la deuda ha sido cancelada en su totalidad y que nuestros ingresos ya no estarán comprometidos.
Ser codeudor es una decisión que merece un análisis detallado y consciente de los riesgos involucrados. Si bien puede ser un acto de apoyo hacia nuestros seres queridos, también conlleva responsabilidades financieras significativas. Al seguir recomendaciones como evaluar la confiabilidad del prestatario, mantener una comunicación constante y solicitar comprobantes de pago, así como conocer los riesgos y establecer límites, podemos evitar complicaciones futuras y resguardar nuestra salud crediticia. Siempre es recomendable buscar asesoramiento financiero profesional para tomar decisiones informadas y responsables en el ámbito crediticio.