Ahorrar agua es una decisión que no solo favorece al planeta, sino que también representa un impacto importante sobre las finanzas de las personas. Sin embargo, no se tiene claridad sobre las acciones que se deben implementar para reducir gastos en torno a este servicio público, y que esto se vea reflejado en la factura que mes a mes se paga por el consumo realizado.
Otra de las formas eficientes de ahorrar, es minimizar el consumo de energía eléctrica, para así disminuir la cuenta en el recibo de la luz.
En ese sentido, BBVA entregó ocho consejos para ahorrar en la factura de la luz, la calefacción y el agua durante los próximos meses:
1. Entender el consumo y la tarifa contratada: Es importante conocer cómo es el consumo y cuáles son los detalles de la tarifa contratada con el proveedor de electricidad o gas natural. Los precios pueden variar mucho en función de si el mercado está regulado o en el mercado libre, donde la tarifa será la que hayamos pactado con la compañía comercializadora. También puede haber diferencias entre franjas horarias.
Además, la tarifa final de la luz y la calefacción no solo depende de lo que se consuma. En el caso de la electricidad, por ejemplo, es importante tener en cuenta la potencia eléctrica contratada. Cuanto más alta sea, más se pagará a final de mes
“Mediante un estudio sencillo podemos sumar potencias y con base en ello, contratar el factor de potencia. Este puede contratarse hasta en tres franjas, según la distribuidora, y nos permite que, en cada período del día, nuestro factor se ajuste a lo que consumimos”, explica Javier Martínez Moronta, arquitecto y profesor del máster de gestión ambiental y energética en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
2. Evitar la pérdida de calor: De cara a mejorar el ahorro en calefacción, lo mejor es empezar por tomar una serie de medidas preventivas.
“Es importante que seamos eficientes para no perder la energía que consumimos. Para ello lo más recomendable es revisar el sellado y cierre de nuestras persianas y cortinas, garantizar que los radiadores o elementos calefactores funcionan correctamente y que no tenemos lugares vulnerables por los que perder energía, como cajas de persiana”, explica Martínez Moronta.
Actos pequeños como cambiar los burletes que ayudan a aislar la puerta de la calle y las ventanas pueden tener un impacto significativo en la factura y, sobre todo, en el confort de los usuarios de la vivienda.
Además, recuerda el experto, tampoco hay que olvidar la vestimenta. Usar una bata en invierno o poner un edredón más caliente en la cama reduce la pérdida de calor del cuerpo y, en consecuencia, la necesidad de contar con fuentes de calor externas.
3. Revisar la caldera y la instalación de calefacción: Otra de las medidas preventivas más importantes es revisar el estado de la caldera (en el caso de que exista) y de la instalación de radiadores y agua caliente.
Esto no solo es recomendable por el ahorro, sino también por cuestiones de seguridad. Acciones como limpiar el polvo de los radiadores y asegurarse de que no hay aire en su interior (si son de los de agua), mantenerlos despejados (sin objetos ni cobertores) y asegurarse de que las tuberías que les llevan el agua caliente están en buen estado son gestos muy efectivos a la hora de aumentar la eficiencia de un sistema de calefacción. En caso de que la vivienda sea nueva o se quiera mejorar en cuanto a eficiencia energética, es importante tener en cuenta los diferentes sistemas de calefacción existentes.
4. Los grados del termostato también importan: Es algo que se escucha a menudo, regular la temperatura con un termostato reduce el gasto energético, ya sea con calor o con aire acondicionado.
“El nivel de consumo se incrementa en cada grado que añadimos o reducimos. En el caso de la calefacción, por ejemplo, el consumo de una caldera puede aumentar entre un 7 % y un 9 % por grado. Una diferencia de 3 grados puede suponer hasta un 20 % de incremento en la facturación final”, señala Martínez Moronta.
5. Apagar las luces y usar los electrodomésticos de forma eficiente: El gasto en electricidad supone, al final de mes, una parte importante de la economía doméstica. Aunque es obvio que los precios han subido, existen medidas bastante sencillas que cada usuario puede poner en práctica para reducir el consumo y contener el impacto del alza de los precios.
La iluminación es parte importante de este gasto. De acuerdo con el Energy Saving Trust de Reino Unido, apagar las luces cuando no se necesitan puede suponer más de dos euros de ahorro al mes.
6. Atención al consumo vampiro: Muchos de los aparatos que se tienen en casa no consumen en gran cantidad, pero, aun así, pueden gastar más de lo que deberían. Cuando se habla del consumo de electricidad que hacen algunos dispositivos cuando pensamos que están apagados, pero siguen usando energía, hablamos del consumo vampiro.
Es el que hacen, por ejemplo, los televisores suspendidos o en standby o los cargadores del móvil enchufados a la toma de corriente, aunque no estén cargando nada.
“Los aparatos que podemos desenchufar como cargadores, lámparas o pequeños equipos tienen un consumo pequeño, pero pueden ahorrarnos entre un 5 % y 8 % de la factura anual”, explica Martínez Moronta. “Además, los equipos potentes como el horno o la secadora representan consumos de más de un kilovatio hora, por lo que es sencillo calcular el ahorro si no los usamos. Pongamos que ponemos la secadora dos veces por semana, el horno tres y el lavavajillas cuatro. Ahí estaríamos hablando de un consumo semanal, solo con estos equipos, de unos 12 euros”.
7. Controlar el gasto del teletrabajo: En los últimos dos años, el perfil de consumo energético de muchos hogares ha cambiado por completo. De pasarse vacías la mayor parte del día, muchas viviendas se han convertido en centros de trabajo en los que las luces, la calefacción y los dispositivos electrónicos están funcionando durante más de ocho horas seguidas.
“Para contener el consumo energético mientras trabajamos, la disciplina es importante. El tiempo de teletrabajo no debe exceder el del trabajo presencial. Así, todo lo que necesitemos para teletrabajar lo podremos tener bien gestionado y programado”, añade el profesor de la UNIR.
8. Ahorro de agua: El recibo del agua no es el que más ha subido en el último año. Sin embargo, el alza de los precios de la energía y la escasez de agua provocada por las bajas precipitaciones en los últimos meses han tenido también su impacto en esta factura, cuyo coste se prevé pueda incrementarse todavía más en 2023.
Ya sea por motivos de ahorro económico o por razones sociales y medioambientales, también existen una serie de medidas para reducir el uso de agua en el hogar.
Higiene diaria. Una ducha gasta entre dos y cuatro veces menos que llenar la bañera. Cerrar el grifo durante el enjabonado o el cepillado de dientes y reducir el tiempo de las duchas también ayuda a ahorrar en la factura del agua.
Saneamiento e inodoros. Las cisternas de los inodoros tienen, de media, 10 litros de capacidad. Por eso, contar con cisternas de doble descarga y hacer un uso racional de la misma, procurando no realizar descargas innecesarias (como, por ejemplo, tirar papel que podría acabar en la papelera) ayuda a reducir también el consumo.
Lavar los platos. Usar el lavavajillas supone un ahorro importante de agua. Según la OCU, un lavado completo consume entre 10 y 12 litros. Pero, si no se dispone de este electrodoméstico, para lavar a mano es mejor usar un recipiente o llenar el fregadero. Así se evitará un derroche innecesario de agua.