En países como Colombia, temas como el de las transacciones y compras sin efectivo son cada vez más frecuentes, a través de métodos de pago como las tarjetas débito y crédito.
De igual forma, en la medida en que los pagos digitales aumentaron, también lo hicieron los crímenes económicos y fraudes como falsificación, alteración de documentos físicos o digitales y ocultamiento de información. Por ejemplo, el skimming o clonación de tarjetas, ha sido una de las estafas que ha adquirido nuevas formas como delito informático.
En ese sentido, los clientes que son víctimas de clonación de tarjetas, deben hacer tres cosas, según los expertos:
Bloquear la tarjeta: Se tiene que reportar el delito ante la entidad financiera, de esta manera quedará bloqueada y evitará que se realicen otras compras a nombre del usuario.
Presentar la queja: No existe un plazo estándar para presentar una solicitud formal de reclamación ante la entidad financiera por el desconocimiento de las compras, exceptuando las tarjetas de crédito, cuyo tiempo límite es de 60 días (por reglamento de las franquicias).
Ir a la entidad financiera: Así se podrá dejar constancia del delito del que fue víctima el usuario, tratando de dar la mayor cantidad de detalles posibles: cómo, cuándo sucedió el hecho y especifique sus últimos movimientos financieros.
Así mismo, Santiago Lorenzo, experto de la firma Menta, aseveró que una modalidad en alza en países como Argentina, México y Colombia afecta a los usuarios de tarjetas en los comercios. Falsos agentes de servicio técnico se acercan al establecimiento para hacer mantenimiento de los datáfonos o terminales de pago.
Y, con esta excusa, los estafadores cambian la configuración de manera local, instalan un malware, roban la información financiera, interceptan y hasta redirigen los datos de las tarjetas a servidores externos.
Los cuidados
Por tal motivo, Lorenzo recomendó verificar siempre la identidad de los agentes de servicio técnico para asegurar que el personal de la visita hace parte de la empresa con la que tiene la terminal.
Así mismo, esta verificación también se debe hacer con la empresa prestadora del servicio y “en general, el prestador del servicio de terminales deja un calco con un número oficial para hacer validaciones”.
Además, aconseja acogerse a beneficios de la tecnología, como por ejemplo la posibilidad de reducir la interacción humana. Aseveró al respecto que “hoy en día existen terminales de pago inteligentes o SmartPOS, que no tienen servicio técnico humano, sino que se actualizan automáticamente, de manera remota e independiente con la compañía que los gestiona”.
Esta característica reduce significativamente este riesgo de estafa, tanto para los comercios como para los consumidores.
Otro hábito importante es estar constantemente atentos a los servicios de notificaciones de los bancos o emisores de tarjetas. Validar que tengan activados estos servicios con el fin que pueda rastrear cada transacción que se haga con su tarjeta, a través de un email o mensaje de texto.
Pilas con la tarjeta
También hay que evitar que los comerciantes manipulen su tarjeta. El experto manifestó que “lo que debería hacerse es que el comerciante no toque la tarjeta en ningún momento, simplemente le acerquen la terminal al usuario y el comprador es quien hace el pago de forma efectiva”.
Igualmente, el comercio podría tomar la práctica preventiva de tener anotados los números de teléfonos oficiales de las tarjetas (Visa, Master), con el fin de validar rápidamente que está hablando con un representante oficial y así evitar caer en una estafa de teléfono falso.
Lorenzo recordó que la tecnología está en constante evolución y “el usuario puede exigir a su banco que le de una tarjeta con ENV, que es la más segura y no se puede copiar. Estas son las que permiten ser usadas en la terminal mediante un chip o contactless, lo que evita usar la banda magnética, que es fácilmente copiable y obsoleta a nivel seguridad”.